El gimnasio Family Fitness está en el ojo del huracán luego de que tres socios denunciaran haber sido víctimas de un robo dentro de sus instalaciones. Según las declaraciones, el 21 de diciembre un individuo se hizo pasar por técnico y, con la ayuda de un empleado llamado Antonio, solicitó los celulares de los afectados bajo el pretexto de “verificar la red de WiFi”. Los dispositivos fueron robados y el gimnasio se deslindó del problema.
En redes sociales, los afectados señalaron que el gerente, identificado como Alex, mostró una actitud burlona y falta de empatía, asegurando que la responsabilidad recaía en los socios porque “entregaron sus teléfonos por voluntad propia”. Además, alegó que el gimnasio no supervisó al supuesto técnico porque “nadie lo registró ni pidió documentos”.
La frustración de las víctimas aumentó cuando el gerente sugirió negociar directamente con la recepcionista y el entrenador involucrados, eximiendo a la empresa de cualquier responsabilidad.
”¿Cómo es posible que usen los celulares de los socios y no de los empleados? Aunque ellos hayan sido engañados, es su responsabilidad garantizar la seguridad dentro de sus instalaciones”, escribieron en su denuncia pública.
Los afectados piden asesoría para proceder legalmente y evitar que casos como este sigan ocurriendo. La falta de filtros de seguridad y la actitud poco profesional del personal han encendido las alarmas entre los socios del gimnasio.
¿Quién será el responsable? Por ahora, Family Fitness enfrenta una grave crisis de confianza.
