Seattle, Washington. – (Agencias) Como represalias por su activismo y demanda de sus derechos laborales, Amazon despidió injustificadamente a dos de sus trabajadoras, según determinó la Junta Nacional de Relaciones Laborales de Estados Unidos (JNRL).
Emily Cunningham y Maren Costa, dos empleadas de la empresa numero uno en el mundo de acuerdo con la última clasificación de Forbes, habían presionado públicamente para que Amazon redujera su impacto ecológico y abordara la situación laboral de los trabajadores de almacén.
De no ser reinstaladas en sus puestos de trabajo, de acuerdo con una comunicación de la agencia a Cunningham y Costa que compartieron con The New York Times, Amazon podría ser acusada de prácticas laborales desleales en los Estados Unidos.
«Es una victoria moral y realmente muestra que estamos en el lado correcto de la historia y en el lado correcto de la ley», dijo Cunningham al New York Times.
La empresa, a través de Jaci Anderson, una portavoz de la transnacional, dijo que apoyan el derecho de los empleados, pero que terminaron con las empleadas no “por hablar públicamente sobre las condiciones de trabajo, la seguridad o la sostenibilidad, sino por violar repetidamente las políticas internas», recalcó.
De acuerdo con Karen Weise, periodista del New York Times, la JNRL declaró a NBC News que las denuncias de prácticas desleales en Amazon son lo “suficientemente comunes”, como para que se inicie una investigación nacional”.
Si bien, el salario mínimo de la empresa es de 15 dólares la hora, el doble del mínimo federal, las condiciones de trabajo de sus empleados han puesto a Amazon en el ojo de Washington y otros reguladores.
Los empleados de almacén de Amazon se consideran trabajadores esenciales y no pueden trabajar en casa.
Esta semana, la JNRL determinará si se constituye legalmente un sindicato en el almacén de Amazon en Birmingham, Alabama, con base al resultado del recuento de los casi 6,000 votos de los empleados.
De lograrse el sindicato, constituiría la mayor amenaza de confrontación laboral viable en la historia de la empresa.
El Sindicato había dicho que los empleados se enfrentan a presiones laborales para producir de manera excesiva y son permanentemente monitoreados por la empresa para asegurarse de que cumplan las cuotas.
Cunningham y Costa, eran diseñadoras en la sede de Amazon en Seattle, Washington, y comenzaron a criticar a la empresa públicamente por su falta de acción ante el cambio climático en 2018.
Ellas, junto a un pequeño grupo de empleados, formaron Amazon Employees For Climate Justice, un grupo que comenzó a crear conciencia sobre la demanda de acción de la empresa y recibió el apoyo de 8,700 compañeros.
Después de que Amazon les dijeran que habían violado la política de comunicaciones al hablar públicamente sobre la empresa, organizaron a unos 400 compañeros de trabajo para hacer declaraciones públicas en un claro desacato a esa política.
Con la llegada de la pandemia, demandaron mayor seguridad sanitaria. En abril de 2020, Cunningham y Costa organizaron un evento entre los trabajadores del almacén y los empleados de tecnología para hablar sobre sus condiciones de trabajo. Amazon las despidió antes.
Al conocerse el despido de las dos activistas, varios senadores demócratas, entre ellos Elizabeth Warren de Massachusetts y Kamala Harris de California, hoy vicepresidenta de Estados Unidos, escribieron una carta a Amazon expresando sus preocupaciones por las represalias tomadas.
Tim Bray, pionero de Internet y exvicepresidente del grupo de computación en la nube de Amazon, renunció en protesta.
Bray dijo que estaba complacido de conocer las conclusiones de la junta de trabajo y esperaba que Amazon resolviera el caso.
«La política hasta ahora ha sido ‘no admitir nada, no conceder nada'», dijo. «Esta es su oportunidad de repensar eso un poco».