Cuando este sexenio termine, el gran resentimiento de los mexicanos con Andrés Manuel López Obrador, será que no escucha.
Es como si realmente tuviera un problema auditivo, y no escuchara la realidad de un país que se cae a pedazos.
Los vecinos de Nuevo León estuvieron esperando su llegada a esta entidad para poder expresarle el dolor y el abandono por el que están pasando, pero fue imposible.
No permitió cuestionamientos ni por parte de los reporteros, ni por la ciudadanía.
Es lógico. Ya no necesita escuchar al pueblo, eso fue únicamente durante su campaña de años; ya colocado en una posición de poder, no le hace falta entender el sentimiento de la gente.
Él es el presidente y él manda, y si él considera que solucionar la falta de agua es más importante que atender a cientos de familiares de personas desaparecidas que lo estaban esperando, nada se puede hacer.
