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AMOR INCONDICIONAL: ABUELITO TAXISTA LLEVA A SU ESPOSA CON ALZHEIMER PARA CUIDARLA MIENTRAS TRABAJA

Dicen por ahí que el matrimonio y el amor incondicional son para toda la vida, en las buenas y en las malas, en la salud y en la enfermedad, aunque después de muchas cosas que hemos visto nos hemos desanimado, hay personas que nos demuestran que todo este discurso es completamente cierto. Sí existen parejas que duran para siempre y están juntos ante las adversidades, como este abuelito taxista y su esposa.

Resulta que hace unos días se hizo viral la historia que estamos por contarles, pero que en realidad ya tiene rato que la compartió una chica llamada Brenda Vázquez en su cuenta de Facebook. Esto ocurrió en la tierra de la carnita asada, Monterrey, Nuevo León y tiene como protagonistas a un par de señores que se la pasan viajando a todos lados, aunque claro, como todo en esta vida hay una explicación del por qué andan dando la vuelta por las calles del norte.

Este abuelito conmovió a una chica

Según lo que cuenta la joven, ella se encontraba esperando un taxi cuando se encontró con este abuelito, quien le tocó el claxon y le preguntó si necesitaba quien la llevara. “Le dije que sí pero no me acerqué porque vi que iba una persona con él y enseguida el señor me gritó que era su esposa, como noté que eran dos viejitos no dudé en subirme”, cuenta la chica que sin pensarlo se subió con confianza al carro, aunque más tarde el señor contó toda la verdad.

Resulta que el conductor le contó a Brenda durante el transcurso del viaje que tenía que llevar diariamente con él a su esposa que padece Alzheimer, ya que sus hijos no querían cuidarla y por supuesto que no era opción dejarla sola en casa. Conmovida con esta historia, la chica publicó lo sucedió en sus redes sociales deseando que si alguien lo veía se subiera con él para ayudarlo y dejándonos una buena reflexión al final.

“Me puse a pensar en cuánto debe querer el señor a su esposa para llevarla con él a su trabajo día con día, espero que si algún día los llegan a ver, así como hice yo no duden en subirse con este par de viejitos”, concluyó Brenda, y por supuesto que tiene toda la razón. Sin duda, esta historia nos llena el corazón y nos recuerda una vez más que el amor verdadero es para siempre y sobre todo, que sí existe. No estamos llorando.