Los 300 kilómetros por hora del poderoso huracánOtis arrasaron con casi todo a su paso;lamentablemente dejó división, diferencias y el oportunismo.
A una semana de la emergencia de Otis nada ha cambiado: la desgracia crece conforme avanzan los días, más muertos y desaparecidos, más hambre, delincuencia y enfrentamientos.
Existe gran confusión para quienes no estamos en la zona afectada, diferentes versiones sobre la reacción del gobierno para atender los daños, ¿Es real la apatía del gobierno federal, o una vez más se usa a los más pobres para golpeteo político?
Yo no estoy ahí, no me atrevo a defender ni a criticar, porque entiendo la manera en que la menor tragedia sepuede llegar a politizar en este país.
Lo que sí veo con tristeza es que la tragedia más grande no logró unirnos y dejar de lado ideologías políticas, divisiones innecesarias que nada aportan a solucionar.
Ni hablar, estamos condenados a vivirlo una y una otra vez, no importa quién gobierne y quién sea oposición, tampoco si es huracán o terremoto; a los más pobres les seguirán tocando migajas.