Madrid, España. – (Agencia) España celebra el primer debate sobre el Estado de la Nación en siete años. El presidente del gobierno, el socialista Pedro Sánchez, llega con desacuerdos insalvables con la oposición del Partido Popular que bloquea la renovación del Poder Judicial. También con negociaciones pendientes en el propio gobierno de coalición y en sus apoyos parlamentarios.
En pleno auge de la inflación internacional Sánchez anuncio que el Gobierno aprobará impuestos a empresas energéticas: “Quiero decirles que lanzamos un impuesto extraordinario sobre los beneficios de las grandes empresas energéticas, que recaudará 2,000 millones de euros al año durante los próximos dos años».
Sánchez se refirió a la invasión rusa de Ucrania y al siempre tema en discusión sobre el difícil equilibrio entre no contribuir a la escalada bélica y apoyar a los ucranianos en la defensa del país. El debate con la intervención de todos los grupos continuará hasta el jueves que viene.
Con un gesto a la izquierda, Sánchez se presentó al debate sobre el Estado de la Nación apretado por varios frentes y decidido a convencer que su objetivo prioritario es que la crisis le pegue a los desprotegidos. Sánchez se ha decantado por lo mismo que le reclamaban insistentemente sus socios y aliados de izquierda.
Además del ya anunciado impuesto a las energéticas, el Gobierno impondrá otro “temporal y extraordinario” a los grandes bancos, con el propósito de recaudar entre ambos 7,000 millones de euros en dos años. El paquete social de Sánchez, acogido con alborozo por los suyos, incluye abonos gratuitos en Renfe y un refuerzo a las becas de un millón de estudiantes.
Sin embargo, el derechista Partido Popular (PP) salió por un tema que nadie esperaba. Desde la llegada a la dirección del partido de Alberto Núñez Feijóo, habían guardado viejos enconos centrado en lo económico.
La llegada del 25o. aniversario del asesinato del concejal popular Miguel Ángel Blanco ha servido para que saliera el viejo y agrio discurso. Con Feijóo presente en el hemiciclo, su portavoz Cuca Gamarra arrancó el discurso trayendo a ETA como centro de su reclamo: “Ese mismo espíritu de rebelión cívica que alimentó a los españoles hace 25 años es el que hoy nos sitúa enfrente de su Gobierno”. Una inquietante comparación.
