Riad, Arabia Saudita. – (Agencias) El ministro de Exteriores de Arabia Saudí, Faisal bin Farhan bin Abdullah, propuso este lunes un alto el fuego en Yemen en el marco de una iniciativa del reino para detener la escalada de la violencia y los ataques que, en las últimas semanas, los rebeldes hutíes han lanzado contra el país vecino.
En una rueda de prensa televisada, Bin Farhan instó al movimiento rebelde chií a aceptar la propuesta hecha por el reino, que encabeza una coalición militar que interviene en la guerra del Yemen, en apoyo del Gobierno reconocido internacionalmente.
La iniciativa, que se produce después de que ambas partes han incrementado sus ataques en las últimas semanas, contempla la reapertura del aeropuerto de Saaná, la capital yemení, y permitir el acceso de alimentos y combustible a través del puerto de Hodeida, ambos bajo control rebelde.
Los Hutíes respondieron que no ven nada nuevo en el plan saudí, sin embargo, tampoco aclararon si lo rechazaban.
«La iniciativa será efectiva en cuanto los Huthi den su acuerdo”, manifestó el príncipe Faisal durante una conferencia de prensa televisada, de la que ha dado cuenta la cadena Al Arabiya.
“Ahora depende de los Huthi, y nosotros estamos dispuestos a empezar ya. Confiamos en poder tener un alto el fuego de inmediato. Los Huthi deben decidir si ponen primero sus intereses o los de Irán”, ha añadido el ministro. Arabia Saudí.
Por su parte, de acuerdo por la agencia Reuters, Mohammed Abdulsalam, portavoz de Ansarullah, nombre oficial del movimiento Hutíe, dijo que “abrir los aeropuertos y los puertos es un derecho humanitario, y no debería usarse como instrumento de presión”.
El responsable ha asegurado no obstante que el grupo va a continuar hablando con Arabia Saudita, Omán (país que actúa de mediador) y Estados Unidos para intentar lograr un acuerdo.
La guerra
Desde hace más de una década, Yemen se encuentra sumida en una cruenta guerra civil, que se intensificó con la intervención de una coalición de países árabes encabezada por Arabia Saudita en apoyo del gobierno, produciendo un estado fallido y una terrible hambruna en el país.
Las raíces del conflicto se remontan a la unificación del Yemen encabezada por Ali Abdullah Saleh en los años noventa.
Saleh estuvo en el poder hasta 2011, gracias al triunvirato que formó con dos de las tres tribus más poderosas de Yemen: la familia Ali Mohsen y Al-Ahmar, y marginando a grupos religiosos de influencia como los chiitas de Ansarullah, mejor conocidos como los Hutíes, quienes venían luchando desde 2004.
Este triunvirato incluía el control del ejército y de algunos grupos religiosos sunitas (Partido Al-Islah).
A la llegada de la “Primavera Árabe”, en 2011, una ola de demandas de reformas políticas y económicas acompañadas con manifestaciones golpearon al país.
Saleh se quedó solo. Los militares de Ali Mohsen y la Confederación de al-Ahmar se unieron a las protestas para ganar más influencia.
Obligado a renunciar, Saleh pasó el poder al vicepresidente Abdu Rabbu Mansour Hadi, quien procedía del mismo partido, el Congreso General del Pueblo (GPC).
Al mismo tiempo, los hutíes por un lado, y al-Hirak (al sur del país), que quieren volver a las fronteras de los noventa, por el otro, se apoderaron de una parte del territorio. Ante el vacío de poder, Al Qaeda también tomó un territorio de la península Arábiga.
Cuando Hadi llegó al poder, en 2011, propuso una alianza a los Partidos de la Junta Común (JMP), una coalición de 5 partidos que formaron la oposición a Saleh, restructurar al ejército y excluir a los hutíes.
Los JMP rechazaron la oferta. Los hutíes tomaron la reestructuración como una forma de fortalecer a los sunitas en el norte, en la región de Saada.
Al inicio de 2015, los hutíes tomaron el control de Saada, con la ayuda de fuerzas leales a Saleh, que apoyaron a sus antiguos enemigos en un intento de retomar el poder. La intervención iraní fue clave para esta alianza.
Para marzo de 2015, los hutíes y los leales a Saleh lanzaron una ofensiva en todo el país, obligando a Hadi a huir del país. Poco meses después, intervino una coalición de países extranjeros liderada por Arabia Saudita para apoyar a Hadi, elevando el conflicto a la guerra fratricida de hoy día.
