Litio, níquel, manganeso y el cobalto, han sido los cuatro minerales clave para fábricas la batería de un coche eléctrico.
Debido a su extracción, se han tratado de manera química para poder conseguir el material activo, cuyas reacciones les permite almacenar y disponer de la energía, esto de acuerdo con el Centro de Investigación y Desarrollo de Baterías de SEAT, ubicado en el sur de Europa.
Con el material activo se han creado los electrodos, los mismos que se encapsulan en las celdas. En ellas se han agrupado el electrodo positivo y el negativo con un separador que ha evitado el contacto entre ellos. Estos electrodos han traspasado la energía, cada celda cuenta con una tensión eléctrica de 3.7 voltios.
Sin embargo, para poder mover un auto eléctrico se han requerido 400 voltios, por lo que es necesario conectar 300 celdas en serie. Para poder interconectar las celdas que se juntan en módulos. Una vez que ya se conformaron los módulos se suma el sistema de refrigeración y las carcasas. Es ahí entonces cuando ya hay una batería lista para ser ensamblada en un vehículo.
