Internacional

Boris Johnson se aferra al cargo

Los conservadores rebeldes que intentan orquestar suficientes nombres para derrocar al primer ministro dicen que muchos parlamentarios, en particular los más nuevos, están preocupados por la privacidad del proceso

Londres, Inglaterra. – (Agencias) Más presión sobre Boris Johnson para que dimita por el escándalo del «partygate». El asesor ético del Gobierno británico, Christopher Geidth, consideró este martes «legítimo» cuestionar si el primer ministro, violó el código de conducta que deben cumplir los cargos públicos en el Reino Unido al participar en fiestas durante la pandemia, por lo que fue multado.

Ese código establece el «deber primordial de los ministros de cumplir la ley», y existe la convención en el Parlamento de Westminster de que quienes lo infringen deben dimitir.

Boris Johnson (3o. de der. a izq. escuchando)

Johnson respondió: «He asumido toda la responsabilidad ante el Parlamento y ante los ciudadanos británicos y me he disculpado por el error», El primer ministro, ha reiterado en diversas ocasiones que no planea dimitir por el escándalo de las fiestas.

Por otro lado, Los parlamentarios conservadores, incluido un ministro subalterno, se abstienen de enviar cartas de censura a Boris Johnson, para que renuncie, por temor a que sus nombres se filtren y enfrenten represalias de los “látigos”, coordinadores de gobierno de la mayoría en el Parlamento que aseguran la asistencia de los legisladores y que voten como lo desea el líder del partido.

Los conservadores rebeldes que intentan orquestar suficientes nombres para derrocar al primer ministro dicen que muchos parlamentarios, en particular los más nuevos, están preocupados por la privacidad del proceso.

Algunos conservadores de alto nivel que se oponen públicamente a Johnson han asumido el papel de conductos que llevan cartas a Brady. Uno dijo que se habían ofrecido a llevar cartas a la oficina parlamentaria de Brady en nombre de colegas preocupados por las filtraciones, ya que había un sentimiento generalizado de desconfianza en el proceso entre los nuevos parlamentarios que no habían pasado por la moción de censura a Theresa May.