Opinión

Chile, el movimiento social hecho gobierno

Los sueños de los viejos chilenos de izquierda a través de los años han dado fruto, Chile será gobernado por un joven hecho en la política del activismo, de mujeres que han asaltado la conciencia social chilena y de una generación hecha en la lucha con una clara visión de futuro que les ha dejado las calles de Santiago, de Valparaíso, de todo Chile.

Gabriel Boric se atrevió y hoy está ahí, al frente. Lo vi en las calles, en la lucha estudiantil por tirar la reforma de educación de la dictadura. Hoy es el presidente electo de Chile y con la esperanza en la mano. No solo derrotó al millonario de la derecha, Sebastián Piñera, sino ganó con la aceptación de una generación entre aquellos que regresaron del refugio obligado por la dictadura y aquellos del éxito de vitrina de la post-dictadura.

Son la izquierda chilena, pulida a través de años de lucha, de aprender de los errores, de confrontar con todo el poder de una juventud capaz de cambiar los cimientos de una sociedad, mantenida en la dictadura y ajustada todos estos años a una imagen de una sociedad exitosa. Salieron del movimiento de los pingüinos, aquel movimiento de los estudiantes de secundaria contra las cuotas y el injusto manejo del presupuesto educativo para las escuelas públicas.

Después vinieron los estudiantes de las universidades, la movilización contra las cuotas y las deudas que generaba un sistema de educación formada en la dictadura. Los maestros, contra el manejo de las pensiones y la necesidad de una representación sindical.

Luego llegó el metro. Piñera nunca se imaginó el fuego que encendió, y no solo el que consumió aquella estación del metro cuando decretó el aumento del pasaje. La injusta distribución del éxito económico del país, fue la pólvora que encendió la revuelta final. La que derrumbó el muro construido por la dictadura: la Constitución de Pinochet.

Hoy, los Boric, Jackson, Vallejo y cada uno de los que desde hoy acompañan al nuevo presidente, llevan en sus alforjas las demandas que por años han corrido por las calles de Santiago, hoy, desde una plaza liberada.