Washington, D.C. – (Agencias) En un mundo ya amenazado por el conflicto en Ucrania y la nueva conformación bélica de Europa Occidental, alimentado por el eterno conflicto entre Occidente y Oriente, entre la OTAN y la Federación Rusa, aparecen nubes de tormenta en otro frente.
El jueves, en una llamada, muy esperada, que duró más de dos horas, el líder de China, Xi Jinping advirtió al presidente de Estados Unidos Joe Biden a que “no juegue con fuego” sobre Taiwán. La tensión ha subido debido al anunciado viaje de la líder de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, precisamente a Taiwán, el próximo mes.
“Los que juegan con fuego perecerán por él. Se espera que Estados Unidos tenga los ojos claros al respecto”, Xi Jinping, según un comunicado de gobierno chino. En un claro mensaje, el presidente chino invitó a Biden a implementar los tres comunicados conjuntos que sirven de base a la relación entre ambos países, “tanto de palabra como de hechos”. Le prometió, “resueltamente” salvaguardar la soberanía nacional y la integridad territorial de China y, agregó, esta es la “firme voluntad de más de 1,400 millones de chinos”.
No es la primera vez que Xi Jinping advierte a Biden sobre el apoyo de Washington a Taipei. En noviembre pasado, en una cubre virtual entre ambos presidentes, Xi Jinping advirtió a Biden que China estaba preparada para tomar “medidas decisivas” si Taiwán realiza algún movimiento que cruce las líneas rojas de Beijing.
En su respuesta, según el comunicado estadounidense que era mucho más corto que el chino, Biden reiteró la política de Washington y aseguró que no había cambiado. “Estados Unidos se opone firmemente a los esfuerzos unilaterales para cambiar el statu quo o socavar la paz y la estabilidad en el estrecho de Taiwán”. Esta vez, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, no quiso comentar sobre el comunicado chino y simplemente dijo que Biden y Xi Jinping tuvieron “una conversación muy directa”.
Al recordar que ambos presidentes se conocen desde hace 4 décadas, Jean-Pierre dijo que la llamada había estado “procesándose durante mucho tiempo”. También informó que fue el asesor de seguridad nacional de Biden, Jake Sullivan, quien propuso la conversación en junio pasado, cuando se reunió con su homólogo chino, “como parte de nuestros esfuerzos para mantener abiertas las líneas de comunicación y gestionar la relación de manera responsable”. Según funcionarios estadounidenses, los presidentes acordaron programar su primera cumbre físicamente, pero no se dieron detalles sobre la fecha y el lugar.
Lo que detonó la posición de China fue el anuncio la semana pasada de la líder de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, que estaba planeando un viaje oficial a Taiwán, aunque a un permanece sin confirmarse. Por su lado, Biden declaro que no era el mejor momento para hacer el viaje. Pekín, por su parte, amenazó a Washington que el viaje llevaría a graves consecuencias. Una visita de la presidenta de la Cámara sería una muestra muy drástica, aunque no sin precedentes, del apoyo a Taiwán por parte de Estados Unidos.
La llamada del jueves comenzó a las 8.33 a.m. (hora Washington), y duró dos horas y 17 minutos. El portavoz de China, Hua Chunying, describió el intercambio como «sincero». Es la quinta conversación entre los dos líderes desde febrero de 2021, cuando Biden se convirtió en presidente de Estados Unidos.
Hua dijo que, durante la llamada, Xi dijo que declaración del gobierno de Washington de que Pekín era su principal rival y el desafío más serio a largo tiempo era “percibir erróneamente las relaciones entre China y Estados Unidos y malinterpretar el desarrollo de China, y engañaría a los pueblos de los dos países y a la comunidad internacional”.
Los dos líderes también discutieron la invasión de Rusia a Ucrania y el comercio bilateral, las cadenas de suministro globales y las crisis alimentaria y energética en curso, según el comunicado chino. Biden dijo anteriormente que todavía estaba considerando levantar algunos de los aranceles sobre las importaciones chinas en un intento por aliviar la crisis interna del costo de vida.
