Weston, Connecticut. – (Agencias) Christopher Plummer, aclamada estrella de cine y teatro, brillante en cada uno de sus papeles, transmitió felicidad y miedo a través de una amplia gama de personaje, desde un Rey Lear hasta el villano Klingon.
Plummer logró, a los 83 años, sumar un Oscar a su larga carrera de triunfos, el actor más longevo en ganarlo, por su papel en “los Principiantes”. Sumándose a los dos Tony en su carrera, lo que es el Oscar para el cine.
Sin embargo, siempre será recordado por el papel que él más odio: el del patriarca de la familia von Trapp en “La novicia rebelde” o “Sound of music”, su título en inglés.
Plummer tenía 91 años cuando murió este 5 de febrero de 2021 en su casa de Weston, Connecticut. La causa, complicaciones en una caída según declaró su esposa.
En su natal Canadá, de acuerdo con The Washington Post, Plummer vio impulsada su carrera gracias a su personalidad de ídolo matinal y sus contundentes interpretaciones de papeles de Shakespeare y otros clásicos.
Su gran productividad teatral de medio siglo lo llevó a recorrer los tabloides de Broadway, el West End de Londres y los dos StratFords, Inglaterra y Canadá, interpretado papeles con facilidad entre escritores tan dispares como Neil Simon y Harold Pinter.
Hizo una actuación deslumbrante como Iago en la tragedia de “Otelo”, en una puesta en escena con James Earl Jones en Broadway, en 1982.
El famoso critico de teatro Walter Kerr escribió para The New York Times sobre la actuación de Plummer: «posiblemente la mejor actuación solitaria de Shakespeare que se ha originado en este continente en nuestro tiempo».
«La fatiga del hombre se traduce en la actividad incesante del hombre; cuando el reposo es imposible, uno debe correr hacia adelante a la ruina», agregó Kerr. «El concepto es brillante, la ejecución de la misma perfecta.»
Plummer ganó su primer Tony por su papel estelar en la obra musical de Edmond Rostand “Cyrano de Bergerac”, en 1973.
Su segundo Tony llegó en 1997 cuando interpretó a su heroe de escena de toda la vida, John Barrymore, el otrora gran actor del Teatro de Shakespeare, que bebió hasta morir.
La vena dramática de Plummer fue impregnar a sus interpretaciones un cierto dejo de peligro, dijo Antoni Cimolino, director artístico del teatro Stratford Festival en Ontario.
/arc-anglerfish-tgam-prod-tgam.s3.amazonaws.com/public/M6KWLSFVDVAI7PT7XJYIKYZ7JM)
«Hay una sensación de imprevisibilidad que es el corazón del teatro», dijo. «Y esa sensación de peligro le dio tanto poder, tanto como villano que como héroe”.
Pero el estrellato, siete veces nominado a un Tony, le llegó en el papel principal de la película “The Sound of Music” (La Novicia Rebelde).
“Había tomado ese papel, porque quería probar suerte en un musical”, dijo Plummer más tarde. «Pensé que eso iba a ser todo, era una pequeña película que podría disfrutar de cierto éxito», dijo al Daily Telegraph de Londres. «Y entonces desaparecería y yo sabría cantar”.
La película ganó 5 estatuillas de oro, incluida la de mejor película, y continúa siendo una de las más películas populares jamás hecha, y permanente en las televisiones de todos los rincones del mundo.
Pero para Plummer, era “tan horrible, sentimental y melcochosa”, y hacia un giño recordando la ejecución de la canción “Edelweiss”, y fingiendo la corrida de una lagrima por la mejilla.
Su indiferencia por la película, a la que le gustaba llamar “S&M” o “El Sonido del moco”, fue compartida por un gran sector por su futilidad en el tema del ascenso nazi.
Pero para Plummer, de acuerdo con The Washington Post, la película le allanó el camino a convertirse en una figura grande de las pantallas, que le daría una estilo de vida lujosa y la libertad para decir que papel aceptar.
En total, apareció en más de 200 películas y dramas de televisión, algunos artísticos, algunos muy populares, y algunos eminentemente olvidables.
Al aceptar su Oscar, el octogenario se volvió a la estatuilla y le dijo: «¿Dónde has estado toda mi vida?» El premio lo convirtió en el actor más viejo en ganar un Oscar, pero su carrera no había terminado.
«La buena parte de los premios y ser nominados es el hecho de que despierta a todo el mundo de nuevo, y les hace darse cuenta de que estás vivo y pateando y disponible», dijo al Times.
