La noche del 10 de octubre de 2024, los cielos de Coahuila y Nuevo León se iluminaron con un espectáculo poco común: una tormenta geomagnética que permitió la visualización de una aurora boreal. Este fenómeno, ocasionado por una potente eyección de masa coronal proveniente del Sol, generó un inusual despliegue de luces en el norte de México, donde el cielo se tiñó de verdes y rojos.
Las tormentas geomagnéticas ocurren cuando partículas solares interactúan con el campo magnético terrestre, produciendo cortinas luminosas en el cielo, un fenómeno típico de latitudes cercanas a los polos. Sin embargo, la intensidad de la tormenta permitió que la aurora se apreciara mucho más al sur de lo habitual, sorprendiendo a residentes y fotógrafos que captaron el fenómeno en áreas rurales y alejadas de la contaminación lumínica.
Astrónomos advirtieron que, con el aumento de la actividad solar, eventos como este podrían repetirse en los próximos años, ofreciendo más oportunidades para observar auroras en el norte del país.