Sídney, Australia. – (Agencias) Uno de los casos más impactantes en Australia ya que todos sus hijos murieron antes de cumplir dos años. Caleb a los 19 días, Patrick a los ocho meses, Sarah a los 10 meses y Laura a un año y medio.
De acuerdo con The Washington Post, Kathleen Folbigg, acusada del asesinato de sus hijos, dio a luz a sus bebés en un lapso de poco más de 10 años. Así como celebró sus nacimientos, lamentó sus muertes, uno tras otro, alegando siempre que los había encontrado sin vida.
En 2003, un jurado la encontró culpable y la condenó a prisión por asfixiar a sus bebés. La condena impuesta fue de 40 años por asesinato y homicidio involuntario.
La prensa local la linchó mediáticamente, calificándola como “la peor mujer asesina en serie” y “la mujer más odiada” del país.
Dieciocho años después y poco más de 20 de la última muerte de sus hijos, un grupo de científicos ha solicitado su liberación ya que, escribieron, es inocente y una víctima del “aborto sistematico de justicia”.
En la petición de 90 científicos de Australia, Estados Unidos y otras partes del mundo, donde piden el indulto y la liberación de la mujer de 59 años, afirman que sus hijos murieron de causas naturales.
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Argumentan que la genética y no el homicidio o asesinato, puede explicar las muertes de los bebés de Kathleen Folbigg.
En la petición se encuentras dos premios Nobel, el presidente de la Academia Australiana de Ciencias, cuatro científicos de Estados Unidos y el resto de varios países.
A pesar de que la ciencia plantea nuevas interrogantes sobre el caso, los tribunales han confirmado la sentencia. Semanas después de que se enviara la petición, un pánel de tres jueces desecharon la apelación de una investigación de 2019, confirmando el veredicto de los jurados.
Kathleen siempre ha insistido en su inocencia. El juicio se basó en pruebas circunstanciales y en el argumento de que cuatro muertes en una misma familia no pudieron haber ocurrido por coincidencia.
En el centro de la acusación esta el diario de Kathleen. En una de sus anotaciones, dice: “se fue, con un poco de ayuda”.
Además de señalar cada frase escrita, los fiscales dijeron que era imposible que una familia tuviera cuatro hijos muertos por causas naturales.
Pero los científicos han refutado esta afirmación. Dicen que no hay evidencia que respalde las acusaciones.
De acuerdo con los científicos, la premisa de que es poco probable que una familia experimente múltiples muertes se basa en la teoría de la ley de Meadow, que ha sido ampliamente desacreditada.
En el Reino Unido, dos condenas basadas en la máxima que afirma que dos muertes infantiles en una familia es sospechoso, una tercera es asesinato a menos que se demuestre lo contrario, fueron desechadas.
La petición de liberarla dice que ahora hay «evidencia positiva significativa» de que los cuatro murieron por causas naturales.
En 2018, la profesora Carola Vinuesa y el Dr. Todor Arsov, de la Universidad Nacional australiana (ANU),secuenciaron el genoma de Kathleen y la de sus hijos, a petición de sus abogados. Descubrieron que ella y sus hijas tenían una mutación rara en un gen llamado CALM2.
Científicos de Italia, Dinamarca, Canadá, Estados Unidos y Francia realizaron una serie de experimentos para concluir que la variante CALM2 de la Sra. Folbigg es tan dañina como otras variantes CALM conocidas por causar muerte súbita inesperada en niños pequeños tanto mientras estaban despiertos como durante los períodos de sueño.
En la petición de liberación, los científicos establecen que la mutación puede causar muerte súbita en la infancia.
En un estudio de 2020, un equipo de investigadores concluyó que la variante cambió los ritmos cardíacos de Sarah y Laura y esa era una «explicación razonable» para sus muertes.
Investigaciones posteriores encontraron que Caleb y Patrick llevaban una variante genética rara diferente que, en estudios con ratones, ha sido relacionada con muertes epilépticas a una edad temprana, informó The Associated Press (AP).
Josef Gecz, un genetista pediátrico que firmó la petición de indulto, declaró a AP que existen pruebas más sólidas de la muerte natural en el caso de los niños. Dijo que los científicos encontraron posibles causas genéticas de la muerte de los niños.
«Ahora sabemos por mucho de nuestro trabajo con familias que son desafortunadas porque conllevan un riesgo genético de que suceda».
La petición de liberación de Folbigg argumenta que los tribunales han ignorado las pruebas médicas a favor, en contra de las interpretaciones de las vagas frases de una madre en el diario.
Establece que una persona razonable debería tener dudas sobre si mató a sus hijos, y agrega que «decidir lo contrario rechaza la ciencia médica y la ley que establece el estándar de prueba».
