Washington, D.C. – (Agencias) Duro golpe a los defensores del derecho al aborto en Texas después de que la Corte Suprema de Estados Unidos haya dado su visto bueno a una ley que limita severamente los tiempos y las circunstancias para poder interrumpir de forma voluntaria el embarazo.
La normativa, llamada «Heartbeat Act», prohíbe abortar cuando el médico detecte actividad cardiaca en el feto, algo que ocurre alrededor de las seis semanas, antes de que la mayoría de las mujeres sepan que están embarazadas.
Es tan restrictiva que el presidente Biden llegó a decir que viola abiertamente un derecho constitucional, y su portavoz en la Casa Blanca, Jen Psaki, la ha calificado de «amenaza extrema», ya que se ofrecen hasta 10,000 dólares a la persona que denuncien a alguien que vaya a abortar.
La nueva ley fue promulgada por el gobernador de Texas, el republicano Greg Abbott, el pasado mes de mayo, y ha entrado en vigor el 1 de septiembre en medio de una agria polémica sobre el papel de Tribunal Supremo, que durante meses guardó silencio sobre un recurso presentado en contra de la normativa.
Finalmente la ha validado y dejado en vigor en una votación que refleja el peso de la «herencia ideológica» de la era Trump, que nombró a tres de los nueve miembros de la más alta instancia judicial del país.
El desequilibrio que generó en un organismo cuyos miembros ostentan el cargo de forma vitalicia, 6 jueces republicanos frente a 3 demócratas, puede redefinir por la vía judicial las políticas dictadas por Washington en los próximos años e incluso décadas.
