Houston, Texas. – (Agencias) Voces de todos los niveles y de todas partes, empezando por la Organización Mundial de Salud (OMS), han denunciado que los países pobres enfrentan un desabasto de vacunas contra el Covid-19, debido al alto costo del biológico producido por las principales farmacéuticas de occidente y la competencia de los países ricos, quienes han acaparado la producción.
Por eso, la noticia de que científicos texanos han desarrollado una nueva vacuna anti-Covid, utilizando un método convencional de hace décadas que hará la producción y la distribución más barata y accesibles para los países pobres donde han sido afectados por la pandemia, y donde es más posible que aparezcan nuevas variantes ante la baja tasa de vacunación, es una luz que puede cambiar por completo la lucha por vacunas baratas y sin patentes.
Un equipo dirigido por el Dr. Peter Hotez y la Dra. María Bottazzi, del Centro para el Desarrollo de Vacunas del Hospital Infantil de Texas en la Facultad de Medicina de Baylor, en Houston, han desarrollado prototipos de vacunas para virus SARS y MERS desde 2011, que reconstruyeron para crear una vacuna Covid a la que han llamado Cobervax, o “la vacuna mundial contra el Covid”.
Aunque se están desarrollando más de 60 vacunas de este tipo, lo que la hace única, de acuerdo con Bottazzi, es que no va a ser patentada, lo que permite reproducirla a cualquiera que tenga la capacidad de hacerlo. “Prácticamente cualquiera que pueda fabricar vacunas contra la hepatitis B o que tenga la capacidad de producir proteínas a base de microbios, como bacterias o levaduras, puede replicar lo que hacemos”, dijo Bottazzi.
La guerra desatada por las patentes de las vacunas ARNm se ha intensificado últimamente. Moderna y los Institutos Nacionales de Salud están en disputa por el crédito de descubrimientos específicos que llevaron a una vacuna contra el Covid-19, con la que se inoculó a más de 73 millones de estadounidenses. Si se encuentra que la farmacéutica Moderna infringió la patente del gobierno federal tendrá que pagar más de 1,000 millones de dólares.
Desde la aparición de las primeras vacunas, los activistas han demandado a las farmacéuticas Pfizer-BioNTech y Moderna compartan su tecnología para producir vacunas, incluida la lucha contra la Organización Mundial de Comercio.
Los países llamados pobres, que carecen de instalaciones de investigación y producción de vacunas, han vacunado solo a una de cada nueve personas, de acuerdo con la información de la Organización Mundial de Salud (OMS). En contraparte, Estados Unidos ha vacunado con dosis completa al 67% de la población.
Debido a la limitación de recursos, los datos del ensayo clínico de Cobervax aún no se han publicado, pero el Hospital Infantil de Texas ha dicho que la vacuna tiene una eficacia superior al 90% contra la cepa original de Covid-19 y superior al 80% contra la variante Delta. Actualmente se está probando la eficacia de la vacuna contra la variante Ómicron. El proceso para crear la vacuna involucra el uso de levadura, el mismo método por el cual se producen las vacunas contra la hepatitis B.
La vacuna Corbevax utiliza una plataforma llamada tecnología de subunidad de proteína recombinante, que coloca una pieza real de la proteína de punta de Covid-19 en las células de levadura. Luego, las células de levadura copian la proteína vital y la proteína se introduce en el sistema inmunitario.
“Hacemos la proteína, directa y sintéticamente, en el laboratorio utilizando el sistema de levadura”, explicó Bottazzi. “Le pedimos a la levadura que produzca una proteína que se parece a una proteína que produce el virus. Luego inmunizamos la proteína y el cuerpo procesa esta proteína y la presenta al sistema inmunitario. Por lo tanto, no le pides a tu cuerpo que haga ninguna manipulación importante de la codificación”.
Y algo crucial, el almacenamiento de la vacuna Cobervax solo requiere refrigeración común, a diferencia de la vacuna de Pfizer, que requiere refrigeradores especiales ultrafríos en su traslado.
