“Un virus recientemente descubierto en un murciélago ruso que es similar al SARS-CoV-2 probablemente sea capaz de infectar a los humanos y, si se propagara, se sabe que es resistente a las vacunas actuales”, destacaron esta semana investigadores estadounidenses en la revista científica ‘PLoS Pathogens’.
Un equipo dirigido por investigadores de la Escuela de Salud Global Paul G. Allen de la Universidad Estatal de Washington descubrió que las proteínas del virus del murciélago, denominado Khosta-2, pueden infectar células humanas y son resistentes tanto a los anticuerpos monoclonales como al suero de personas vacunadas contra el coronavirus SARS-CoV-2. Tanto el Khosta-2 como el SARS-CoV-2 pertenecen a la misma subcategoría de coronavirus conocida como sarbecovirus.
“Nuestra investigación demuestra además que los sarbecovirus que circulan en la fauna silvestre fuera de Asia -incluso en lugares como el oeste de Rusia, donde se encontró el virus Khosta-2- también suponen una amenaza para la salud mundial y las campañas de vacunación en curso contra el SARS-CoV-2″, señala Michael Letko, virólogo de la WSU y autor correspondiente del estudio. Letko señaló que el descubrimiento de Khosta-2 pone de manifiesto la necesidad de desarrollar vacunas universales que protejan contra los sarbecovirus en general, y no sólo contra las variantes conocidas del SARS-CoV-2.
Un investigador del Institut Pasteur du Cambodge toma un hisopo oral de un murciélago que fue capturado en Chhngauk Hill, Camboya, 30 agosto 2021 (REUTERS/Cindy Liu)
“En este momento, hay grupos que intentan encontrar una vacuna que no solo proteja contra la próxima variante del SARS-2, sino que en realidad nos proteja contra los sarbecovirus en general. Desafortunadamente, muchas de nuestras vacunas actuales están diseñadas para virus específicos que sabemos que infectan células humanas o aquellos que parecen presentar el mayor riesgo de infectarnos. Pero esa es una lista que cambia constantemente. Necesitamos ampliar el diseño de estas vacunas para proteger contra todos los sarbecovirus”, agregó el experto.
Aunque en los últimos años se han descubierto cientos de sarbecovirus, sobre todo en murciélagos de Asia, la mayoría no son capaces de infectar células humanas. Los virus Khosta-1 y Khosta-2 se descubrieron en murciélagos rusos a finales de 2020, e inicialmente parecía que no eran una amenaza para los humanos.
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“Los virus existen en la naturaleza, y siempre es probable que haya un salto de especie y desde un murciélago se trasmita a un humano. Por eso, el cuidado del medio ambiente, el respeto por todos los habitantes de este planeta es fundamental y debemos tomar conciencia”, reflexionó en diálogo con Infobae la investigadora del Instituto INBIRS, dependiente del Conicet y la Universidad de Buenos Aires (UBA), la médica Mirna Biglione.
“Los científicos observaron Khosta-2 tiene una proteína similar al SARS-CoV-2 y puede interactuar con el mismo receptor para entrar a las células. También vieron que las vacunas para COVID-19 no protegerían contra este virus. Siempre existe el riesgo, de que aparezca un nuevo virus, en este caso serían de la misma subcategoría. De todos modos, Khosta-2 no tiene todos los componentes necesarios (genes) para causar la misma enfermedad, y los datos son de ensayos de laboratorio”, aclaró la infectóloga.
Y se preguntó: “¿Sería beneficioso desarrollar vacunas que nos protejan contra todos estos tipos de virus? Por supuesto que todo avance científico tecnológico es un gran progreso para defendernos de amenazas. Por ahora, podemos estar tranquilos de que Khosta sigue en su huésped animal y no causaría enfermedad en el humano. Todavía necesitamos seguir concientizando sobre la eficacia de las vacunas para SARS-CoV-2 y ser responsables para seguir transcurriendo el final de la pandemia”, sostuvo.
El infectólogo miembro de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI), Ricardo Teijeiro precisó a Infobae: “Virus como este hay muchísimos. Y es frecuente que aparezcan identificados por la ciencia. Pero la posibilidad de que se contagie el humano depende de la conducta humana. Los ejemplos anteriores como el de la gripe porcina, la gripe aviar y ahora el coronavirus depende de las conductas humanas. El hecho de estar exhibidos vivos en mercados compartiendo el hábitat y las secreciones, hace que el virus pueda humanizarse, es decir modificarse y atacar al humano”.
Los investigadores buscan pistas de un posible contagio en humanos (Getty Images via AFP)
“Genéticamente, estos extraños virus rusos se parecían a algunos de los otros que se habían descubierto en otras partes del mundo, pero debido a que no se parecían al SARS-CoV-2, nadie pensó que realmente eran algo por lo que emocionarse demasiado”, profundizó el investigador Letko. “Pero cuando los miramos más, nos sorprendió mucho descubrir que podían infectar células humanas. Eso cambia un poco nuestra comprensión de estos virus, de dónde vienen y qué regiones son preocupantes”, añadió. Los virólogos estadounidenses que realizaron experimentos con el patógeno, llamado Khosta-2, temen que sea “completamente resistente” a las vacunas implementadas durante la pandemia.
El Khosta-2 evidencia la necesidad de desarrollar una vacuna universal que proteja contra los sarbecovirus en general, y no sólo contra las variantes conocidas del SARS-CoV-2. En los últimos años se han descubierto cientos de sarbecovirus, sobre todo en murciélagos de Asia, la mayoría no son capaces de infectar células humanas. Este patógeno funciona de la siguiente manera: puede utilizar su proteína de espiga para infectar las células uniéndose a una proteína receptora, llamada enzima convertidora de angiotensina 2 (ACE2), que se encuentra en todas las células humanas.
La parte positiva del descubrimiento radica que al menos por el momento el nuevo virus carece de algunos de los genes que se cree que están implicados en la patogénesis en humanos. Sin embargo, existe el riesgo de que Khosta-2 se recombine con un segundo virus como el SARS-CoV-2.
“Cuando vemos que el SARS-2 tiene esta capacidad de propagarse desde los humanos a la fauna salvaje, y luego hay otros virus como el Khosta-2 esperando en esos animales con estas propiedades que realmente no queremos que tengan, se establece este escenario en el que sigues tirando los dados hasta que se combinan para hacer un virus potencialmente más arriesgado”, concluyeron los expertos a cargo del estudio científico.