Desde el pasado mes de febrero México está viviendo un recrudecimiento de la violencia.
Es cierto que el narcotráfico jamás se fue de nuestro País, ni mucho menos fue controlado en su totalidad.
Sin embargo, también debemos aceptar que hay entidades que lograban vivir en cierta tranquilidad y que ahora están completamente descontroladas.
Ya no hay lugar en reprochar la estrategia del presidente López Obrador “abrazos no balazos”, menos en recordar que son situaciones que se arrastran de anteriores administraciones presidenciales.
Los que permitieron que creciera ya no están, y los que tienen la obligación de pararlo no aceptan su responsabilidad, por lo cual se concluye que los mexicanos estamos abandonados en una crisis de seguridad que somos incapaces de enfrentar, pues no tenemos ni los recursos, ni los medios.
En Coahuila aún podemos transitar con algo de tranquilidad, sin embargo, pareciera que el reloj va hacia atrás y que en cualquier momento la paz de nuestras familias se verá irrumpida, pues en estados como Nuevo León, Tamaulipas y Zacatecas lo único que existe como noticias día con día son bloqueos, ejecutados y narco mantas.
Los intentos por entrar nuestro hogar a través de las brechas de los estados colindantes son continuos, y cada día más intensos.
¿Cuánta tranquilidad le queda a los coahuilenses?
