Opinión

DEFENDER LO INDEFENDIBLE

Desde el secuestro y asesinato de los ciudadanos norteamericanos en Matamoros, Tamaulipas, el presidente Andrés Manuel López Obrador está ríspido, incómodo y, una vez más, terco hasta la necedad.

Más allá del motivo del asesinato, y de que senadores estadounidenses estén utilizando la situación para sus fines políticos, debemos aceptar que nuestro país está más peligroso que nunca.

Estados Unidos emite sus alertas de viaje y no lo hace de forma aleatoria; hay un análisis previo que, además, se realiza con datos emitidos por parte de las autoridades mexicanas.

Ante estas alertas, AMLO se ofende, se indigna; no se altera por los miles de desaparecidos, ejecutados, ni feminicidios, pero sí se molesta porque el vecino ventila lo que ocurre puertas adentro.

Asegura que está combatiendo el crimen organizado, sin un solo resultado, pero lo está combatiendo.

Si bien la intención de intervenir con los carteles no es más que una amenaza vacía de EU, también es cierto que cada minuto de este sexenio los reyes del narcotráfico se fortalecen como dueños de México.