Muchas veces nos ocupamos de varias partes de nuestro cuerpo. Las manos, el cabello, las piernas…Pero nos olvidamos de nuestros pies ¡Qué resecos están!
Entonces comenzamos a probar con casi cualquier crema o costoso tratamiento que nos ofrezcan, pero nada que se suavizan y nos sentimos terrible ¿Qué hacer?
Pues la solución es mucho más sencilla y económica de lo que piensas y puedes tenerla en sólo dos pasos y con resultados casi inmediatos.
Se trata de la vaselina, un lubricante muy famoso que se consigue con poco dinero y casi en cualquier parte del mundo. Lo único que tendrás que hacer es lo siguiente:
Remoja tus pies en agua tibia, no demasiado caliente, porque esto puede resecar aún más tu piel. Luego pasa una lima para pies o una piedra pómez hasta que sientas que has retirado todas las durezas.
Seca muy bien tus pies y toma un poco de vaselina, y espárcela por todos tus pies, haciendo suaves masajes para estimular la circulación y hacer que el producto penetre bien en la piel. Es preferible que este tratamiento lo hagas en las noches, para que haga más efecto. Repítelo todos los días y verás en poco tiempo una gran mejoría.