Cansados de los atropellos que reciben de elementos del Instituto Nacional de Migración, migrantes buscan asistencia.
A falta de presencia de alguien que les asesore el tema, han recibido información por personal de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Coahuila y de la Comisión Nacional de Derechos Humanos.
Los migrantes señalan que no conocen autoridad alguna en México que los haya defendido de la detención arbitraria, la privación ilegal de la libertad, tortura, secuestro, golpes que ponen en riesgo la vida, y abusos de todo tipo.
Ha trascendido que, acciones que deberían resolverse de un día para otro, sólo por el resguardo de las personas, se convierten en días de cárcel, con mala alimentación, que pueden prolongarse hasta por un mes sin motivo, en lugares desconocidos que el INM utiliza como cárceles clandestinas.
Los menores de edad son separados de sus padres por días y no son atendidos ni de enfermedades, ni por especialistas, pedagogos, enfermeros o médicos que sepan tratar con ellos.
Las historias que se platican respecto al maltrato a los migrantes en los centros del INM, son estremecedoras.
Las cicatrices en los cuerpos de quienes han sido lastimados por golpes y otro tipo de lesiones, son la evidencia más tajante.
Son testimonios de mujeres, niños y hombres que han caído en desgracia por haber asistido y confiado en las autoridades migratorias en México, o haber sido capturados.
Sin embargo, las autoridades se limitan a decir que no hay denuncia formal alguna al respecto.
