Con una altura de 1.80 metros y un costo de 50 mil pesos, el pasado 29 de diciembre, tras terminar su mandato como el primer presidente municipal (que no pertenecía al PRI), Roberto Téllez Monroy, develó la primer estatua del presidente Andrés Manuel López Obrador en Atlacomulco, Estado de México.
A tan solo dos días de ser develada, la madrugada de este 1 de enero, lo que fuera la estatua creada por artesanos del municipio de Tlalpujahua, Michoacán, apareció derribada, sin cabeza, ni piernas.
La inauguración de la efigie fue muy polémica debido a que el presidente de la República en varias ocasiones ha desaprobado este tipo de acciones, además porque fue ubicada cerca al busto del héroe revolucionario Emiliano Zapata, en plena la plaza central del simbólico municipio de Atlacomulco.
El pasado mes de septiembre, López Obrador, señaló que tenía listo su testamento, además, aseguró no querer que se usara su nombre para alguna calle, monumento, ni hospital.
«Ya no es tiempo de rendir culto a las personalidades».
«En mi caso tengo escrito en mi testamento que no quiero que se use mi nombre para nombrar ninguna calle, no quiero estatuas, no quiero que usen mi nombre para nombrar una escuela, un hospital, nada absolutamente».
