Opinión

Desastre

He cubierto a lo largo de mi carrera decenas de incendios forestales, pero el actual es el que más ha dolido.

Tuve el infortunio de ver como grandes árboles o pinos piñoneros en cuestión de segundos, sus cien o más años quedan convertidos en cenizas; en la sierra del Diamante, la de Jame, Mesa de las Tablas, el mismo Baratillo, pero en otro extremo, la carbonera en fin muchos cañones que han sufrido la desgracia de un incendio forestal.

Es muy probable que la noticia de que, tantas hectáreas, de “X” tipo de vegetación y especies han desparecido, ocupan los encabezados de periódicos o titulares en medios electrónicos, pero si vemos detenidamente lo que representa, consideraríamos más encender fuego en los bosques, tirar una colilla de cigarro en la orilla de la carretera, botellas de vidrio y hacer fogatas en los bellos parajes.

Hoy, en la sierra de la Pinalosa donde sigue activo el incendio forestal registrado ya hace una semana y media, ha costado mucho, de hecho se marca un precedente, en los últimos 20 años no había registro de un desastre natural de esta magnitud, que independiente de los millones de pesos que ha gastado el gobierno del estado y la poca aportación federal, el costo para el medio ambiente es incalculable.

Es muy fácil hacer el comentario, de que el viejo pino o árbol centenario tardará cien años en recuperarse, pero viendo más allá, los miles de árboles hoy consumidos impactarán en la dotación de agua a comunidades incluso ciudades, de oxígeno limpio, de hábitat de miles de especies, de su alimento, que la flora consumida dotaba a cientos de estos.

El desastre en la “Pinalosa” es irreversible, pero es la muestra del llamado a las autoridades a intensificar las acciones para evitar que la irresponsabilidad humana se haga presente en un fin de semana largo o un periodo vacacional, es el grito de los ambientalistas de que los municipios, estado y federación dejen de politiquerías y emprendan acciones para que haya operativos más minuciosos de detención de fogatas, de filtros instalados que reduzcan la posibilidad de más incendios forestales que cuestan mucho dinero pero es más el daño ambiental.

He entrevistado a dos alcaldes en diferentes tiempos en relación a este tema, me atreví a juzgarlos porque al darme los datos de determinado incendio manifestaron llanto, hoy les entiendo, mi inexperiencia me cegaba a observar el grave daño que recibían los hermosos parajes de la sierra de Arteaga, bellas postales que te hacían sentir el mismo cielo y que hoy al manejar por la carretera los Lirios – Santiago Nuevo León pareciera que atraviesas el mismo infierno, que al hacerlo en realidad te dan ganas de llorar.

“ Las Cosas Como Son”

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