Brooklyn, Nueva York. – (Agencias) “Te vas a pudrir en el infierno”, le gritaron a Kevin Gavin, el presunto asesino serial de «abuelitas», mientras caminaba con la cabeza baja y con dificultad, tal cual debieron caminar sus víctimas, escoltado por agentes de la policía afuera del precinto 73 de Brownsville, en Brooklyn.
Gavin, de 66 años, esta acusado de asesinar a tres mujeres ancianas residentes del asilo Brownsville Woodson Houses.
Gavin, según fuentes de la policía, confesó haber matado a las mujeres cuando no le pagaron. Tenía ocho arrestos previos por robo, venta ilegal y posesión de una sustancia controlada, dijo la policía. La más reciente fue una posesión en 2010 de una sustancia controlada.
Su primer asesinato fue en 2015, el segundo en 2019 y el tercero el pasado viernes, según informaron las autoridades al anunciar su arresto este jueves.
La búsqueda de un supuesto asesino serial de Brooklyn terminó donde comenzó hace cinco años: dentro del edificio de vivienda pública donde residía junto a sus tres víctimas.
El último asesinato es el de Juanita Caballero, una mujer hispana de 78 años que fue encontrada estrangulada en su departamento la semana pasada, anunció el jueves el jefe de detectives de la policía de Nueva York, Rodney Harrison.
Las víctimas, todas mujeres de entre 78 y 83 años, confiaban en el acusado para que las ayudara en sus hogares, dijo la policía.
Gavin vivía en el mismo edificio de Brownsville que las tres víctimas, a quienes ayudaba con los mandados y reparaciones menores en sus apartamentos para ganarse su confianza, según la Policía.
El asesinato más reciente se descubrió el pasado 15 de enero, cuando el hijo de Juanita Caballero llego a visitarla para pasar el fin de semana. La encontró con un cable telefónico alrededor del cuello, muerta.
A partir de la investigación de esa muerte es que la policía pudo relacionarlo con los otros dos crímenes de años atrás.
Según la policía, Gavin usó la tarjeta electrónica de beneficios de Caballero después del asesinato.
El primer caso, Myrtle McKenny, de 82 años, a quien un asistente de salud encontró muerta el 9 de noviembre de 2015. Oficialmente se pensó que era una causa natural. Más tarde, los trabajadores de la funeraria descubrieron una puñalada en el cuello. Hubo pocas pistas.
Casi cuatro años después, Jacolia James, de 83 años, otra mujer que vivía en el edificio de la calle Powell, fue encontrada muerta por su nieto el 30 de abril de 2019. La había visto viva a las 7 p.m. esa misma noche. Cuatro horas después descubrió su cuerpo con heridas en la cara y el cuello.
