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Día mundial del docente



“Un niño, un maestro, un libro y un lápiz, pueden cambiar al mundo”. Malala Yousafzai. 

El 5 de octubre, se conmemora el día internacional del docente, esto, desde el año de 1994, teniendo como referencia el aniversario de la suscripción de la recomendación de la Organización Internacional del Trabajo y la UNESCO, relativa a la situación del personal docente, donde se establecen criterios de referencia sobre los derechos y responsabilidades del personal docente y normas para su formación inicial y perfeccionamiento, la contratación, el empleo y las condiciones de enseñanza y de aprendizaje. 


Históricamente, los maestros, han desempeñado un papel sumamente relevante en la sociedad, siendo una de las principales figuras de las que se vale el Estado para generar equilibrio social, político y económico. No cabe duda de que los maestros, son líderes sociales y verdaderos agentes de cambio. Eso queda claro, sin embargo, en el marco de la pandemia generada por el Covid-19, ha sido más relevante el rol que desempeñan los docentes, convirtiéndose en una luz en plena oscuridad.

“Un buen maestro, es como una vela, se consume para dar luz a otros”. Autor desconocido. 

El brindarles la vacuna de manera prioritaria a los docentes, demuestra la real importancia que tienen en México y en cualquier lugar del mundo. 

Hoy en día, el Gobierno, los empresarios, los padres de familia, los intelectuales, los medios de comunicación, los políticos y los alumnos reconocen la gran  valía de los docentes. Saben que son imprescindibles para la estabilidad social, para el crecimiento y para el desarrollo del país. 
Cierto día, leí la siguiente frase, en la cual, encuentro argumentos para comprender la grandeza de ser maestro y de la trascendencia de su cátedra: “ Los mejores educadores, enseñan desde el corazón, no desde los libros”. 


En esta misma frase, se encuentra también la razón del por qué los maestros jamás podrán ser sustituidos por una máquina, por más sofisticada que esta sea. Por eso el fracaso educativo implementado por  el Gobierno Federal en el marco de la pandemia al dar clases a los alumnos a través de la televisión, zoom y otros medios sustentados en la tecnología. Los docentes, son insustituíbles. 


Mi respeto,  admiración y reconocimiento para los maestros de México y especialmente para los de Coahuila, quienes sabiendo que la Patria es primero, antepusieron su ética profesional, su amor a los niños y su pasión por la educación y si, con miedo, pero recordando cuando se titularon como maestros y extendieron su brazo derecho al frente, diciendo con orgullo y con emoción sublime el juramento: “ Sí,  Protesto!”, decidieron con convicción, dar clases presencien aquellas escuelas donde hubiera condiciones pertinentes para laborar. 


Los docentes acuden a dar clases, se juegan la salud y quizá la vida, pues saben que si no atienden a los niños, adolescentes y jóvenes, sería como dejarlos en medio de la oscuridad, donde caminarían sin dirección, sin sentido, se perderían seguramente.  Sería como aventar desde una montaña  al precipicio a un pájaro sin alas. 

He sido un defensor en todo momento de que la educación debe ser presencial. La comida alimenta al cuerpo. La educación alimenta al alma, al intelecto y a la imaginación. La educación permite soñar con un mundo mejor, más justo , más racional y más feliz. Con los sueños y con la imaginación, diría Borges, puedes ir hasta donde lo desees. 

Gracias maestros y maestras por no cortar los sueños de los niños, el ser humano tiene derecho a seguir  soñando. 
Dejo aquí una frase que aprendí hace años, cuando analicé a la escuela crítica: “ El mejor maestro, es el que te da algo para llevarte a casa, con lo  cual, te mantendrá pensando…” 

Felicidades a todos los docentes!!