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Dogas destruyen familias

  • Según datos proporcionados entre un 20 y 30% de las personas que solicitan ayuda para salir de las drogas, son matrimonios.

Lo que quiere decir que no se puede considerar una «enfermedad personal», si no que es un problema que afecta a todo el núcleo familiar.

Así lo dio a conocer el responsable de la casa de rehabilitación «Cristo Vive», Juan Carlos Hernández Ibarra, quien declaró que últimamente atienden muchos casos de «adicciones en familias».

Por lo que en esa casa de reinserción utilizan el lema “Una persona transformada es una familia restaurada”.

Hernández Ibarra dijo que en ese lugar  ayudan a las personas con problema de adicciones, por medio de la palabra de Dios; tiempos de lectura, tiempo de oración, películas cristinas y demás actividades, sin golpes, insultos y ofensas.

Agregó, que recientemente implementaron terapias para la atención de adicciones en la familia, pues si el jefe de familia es víctima de estas, el resto de la familia también se verá afectada.

Añadió, que el ejemplo impera en las familias, pues si el líder de esta va bien, el resto de la familia así lo hará.

Comentó, que a la casa de rescaten llegan parejas a internarse por motivo de adicciones, donde las mujeres de tiempo trabajan con la esposa y los hombres de tiempo con el marido para rescatarlos de la adicción.

Ya estando ahí, se trabaja para que se restauren, para que sean buenos padres, buenos esposos, y para que puedan ayudar a otras personas, aseveró.

Subrayó, que para Dios no existen imposibles, sin embargo, el adicto debe tener la disposición de cambiar,  que se esfuerce, que se aferre, para que Dios pueda hacer un milagro en él y su familia.

Porque si el adicto no se esfuerza,  no se aferra, puede desanimar a su pareja y perder el propósito que Dios tenía para ellos, y lamentablemente vienen otros problemas para la familia.

Por último, el guía espiritual dijo que el propósito de Dios es que la familia sea restaurada y puedan vivir bien, por lo que aconsejó se acerquen, que abran sus corazones, para que Dios haga el milagro en sus familias, concluyó.