Sao Paulo, Brasil. – (Agencias) El Funcionario alzó la cara, miró fijamente la cámara, con los ojos bien abiertos, y lanzó un mensaje para aquellos que no dejaban de festejar, que no usaban cubrebocas y que no tomaban en serio la pandemia del coronavirus.
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“No tenemos camas de UCI para su madre”, dijo Fernando Máximo, secretario de Salud del estado de Rondônia, en Brasil. “No tenemos camas para su padre, su hermana, su tía, su hijo, su novia. No tenemos cama para usted”.
Al otro extremo del país, a más de 1,600 kilómetros de distancia, el secretario de Salud del estado de Santa Catarina, André Motta, hizo una advertencia similar. “¡Estamos alcanzando la capacidad!”.
Y en el norte, en el estado de Bahía, el gobernador Rui Costa lanzó una advertencia también: “Nuestro sistema de salud alcanzará su capacidad, y Brasil estará en caos en dos semanas».
Mientras en el mundo se establecen restricciones e inician los programas de vacunas para frenar el virus, Brasil está peor que nunca, informó The Washington Post.
Los fallecimientos han alcanzado un nuevo máximo, 1,208 promedio por día la última semana. La ocupación de los hospitales públicos está alcanzando su punto máximo, y los sistemas de salud de más de la mitad de los 26 estados están a su capacidad o cerca.
Y, para complicar más, una variante altamente contagiosa y potencialmente más peligrosa se extiende por el país.
Desde el inicio de la pandemia, a inicios de 2020, la gravedad del brote en Brasil se diferenció del resto de sus pares.
La política de menosprecio a la pandemia por parte del presidente de extrema derecha Jair Bolsonaro creo fuertes divisiones internas
Estas divisiones internas, producida por la caótica dirigencia de Bolsonaro de la lucha contra la pandemia, en medio de mentiras médicas, han ido consumiendo al país.
Brasil ha registrado más de un cuarto de millón de muertes por el Covid-19, solo superado por Estados Unidos. La campaña de vacunación esta empantanada por la escasez y los retrasos.
“En este escenario, si no se hace nada, en marzo la gente luchara tanto por las camas como por los cementerios”, dijo Domingo Alves, director del Laboratorio de Inteligencia Sanitaria de la Universidad de Sao Paulo en Ribeirão Prêto.
“Vamos a tener que abrir nuevos cementerios para enterrar los cuerpos”, vaticinó.
Para los analistas, el impacto global será significativo. El descubrimiento de una nueva cepa del Covid-19, la llamada P.1, ha demostrado que Brasil tiene una capacidad para la generación de nuevas mutaciones potencialmente más peligrosas del coronavirus.
La variante P.1., que fue descubierta a principios de este año, ha invadido Manaos, produciendo más muertes en enero y febrero de este año que todo 2020.
«Si Brasil no controla el virus, será el laboratorio abierto más grande del mundo de mutaciones «, dijo Miguel Nicolelis, epidemiólogo y neurocientífico de la Universidad de Duke.
«No sólo podría ser el epicentro de la pandemia, sino el epicentro de la difusión de variantes más letales e infecciosas. Es en el interés de todo el planeta».
Nicolelis dijo que era la primera vez “en la historia brasileña, que dos tercios de los sistemas médicos en las capitales brasileñas se están derrumbando al mismo tiempo».
«Y no estoy hablando de Manaos. Estoy hablando de São Paulo, la ciudad más rica del hemisferio sur. Puede que tenga dos semanas hasta que colapse», advirtió Nicolelis.
