Religión

El Evangelio de hoy 14 de Noviembre: “Dios hará justicia a sus elegidos que claman a él“

Del santo Evangelio según san Lucas: 18, 1-8

En aquel tiempo, para enseñar a sus discípulos la necesidad de orar siempre y sin desfallecer, Jesús les propuso esta parábola: «En cierta ciudad había un juez que no temía a Dios ni respetaba a los hombres.


Vivía en aquella misma ciudad una viuda que acudía a él con frecuencia para decirle: ‘Hazme justicia contra mi adversario’.  
Por mucho tiempo, el juez no le hizo caso, pero después se dijo: ‘Aunque no temo a Dios ni respeto a los hombres, sin embargo, por la insistencia de esta viuda, voy a hacerle justicia para que no me siga molestando’ «.
Dicho esto, Jesús comentó: «Si así pensaba el juez injusto, ¿creen acaso que Dios no hará justicia a sus elegidos, que claman a él día y noche, y que los hará esperar? Yo les digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿creen que encontrará fe sobre la tierra?».

Palabra del Señor. 
Gloria a ti, Señor Jesús.

REFLEXIÓN

Jesús insiste en la oración constante, sin desanimarse, confiando en la misericordia del Padre que conoce las flaquezas y carencias de sus hijos.

Tenemos la promesa y el mandato de Jesús, tenemos la fuerza de la comunidad que nos arropa en la oración colectiva al Padre, y tenemos la certeza cada uno de ser escuchados por el Padre. Hemos de pedir por los demás, por sus necesidades, para que con nuestro empuje, este mundo sea más fraterno y humano. También pedimos por nosotros, por nuestras necesidades, sabiendo que en todo momento la voluntad del Padre habrá de cumplirse. Lo importante está en comprender que con nuestra oración ante Dios, con nuestra súplica y al presentar nuestros deseos y necesidades, lo que expresamos es nuestra profunda fe en Él.

Esa fe que el evangelio nos reclama, “cuando venga el Hijo del Hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?”. Esa fe que ha de mover toda nuestra energía en conseguir un mundo más fraternal y solidario, un mundo mejor, donde sea posible la realización de todas las personas y el respeto de todas las individualidades para el bien común. Donde el evangelio de Jesús se haga realidad en cada ser humano, imagen de Dios y hermano nuestro. Esa fe que cuenta con la fortaleza de Dios que se hace presente y actúa por encima de nuestras iniciativas.

Hermanos, no desfallezcamos en hacer presente el evangelio de Jesús, que salva a los abandonados y humillados de este mundo, y seamos fuente de esperanza para todos.