Religión

El Evangelio de hoy 17 de Febrero: “Tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará”

Del santo Evangelio según san Mateo 6, 1-6. 16-18

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Tengan cuidado de no practicar sus obras de piedad delante de los hombres para que los vean. De lo contrario, no tendrán recompensa con su Padre celestial.
Por lo tanto, cuando des limosna, no lo anuncies con trompeta, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, para que los alaben los hombres. Yo les aseguro que ya recibieron su recompensa. Tú, en cambio, cuando des limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace la derecha, para que tu limosna quede en secreto; y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará.
Cuando ustedes hagan oración, no sean como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vea la gente. Yo les aseguro que ya recibieron su recompensa. Tú, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora ante tu Padre, que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará. Cuando ustedes ayunen, no pongan cara triste, como esos hipócritas que descuidan la apariencia de su rostro, para que la gente note que están ayunando. Yo les aseguro que ya recibieron su recompensa. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que no sepa la gente que estás ayunando, sino tu Padre, que está en lo secreto; y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará».

Palabra del Señor. 
Gloria a ti, Señor Jesús.

REFLEXIÓN

Al iniciar la cuaresma, la Iglesia nos presenta en este evangelio las tresprácticas que están a la base de la vida y la espiritualidad cristiana: el ayuno, la oración y la ayuda a los necesitados. Éstas, si verdaderamente queremos que nos sirvan para alcanzar, o al menos para crecer en la santidad, deben de tener la característica de «hacerse en secreto»; es decir, es algo entre Dios y yo. 

El cristiano debe tener, de manera ordinaria, integrados estos ejercicios en su vida. Sin embargo, la cuaresma, como tiempo particular de gracia para profundizar en nuestra conversión, se nos propone como un espacio en nuestra vida para «reforzar» y consolidar nuestra espiritualidad. Por ello, si de ordinario oras quince minutos, la cuaresma será una oportunidad para aumentar tu oración a veinticinco ó treinta minutos; si de ordinario acostumbras ir a misa sólo los domingos, la cuaresma pudiera ser una buena oportunidad para ir al menos otro día adicional entre semana; si yo acostumbro convivir con mi familia una vez a la semana, pues podría ser la oportunidad para aumentar la frecuencia de dichas reuniones.

Hermanos, Utilicemos esta cuaresma para llegar a la Pascua con cambios concretos en nuestra vida, humana y espiritual, que sean signo del poder del resucitado en nosotros, motivo por el cual estaremos de fiesta.