Religión

El Evangelio de hoy 18 de Junio: “Donde está tu tesoro, ahí también está tu corazón”

Del santo Evangelio según san Mateo 6, 19-23

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No acumulen ustedes tesoros en la tierra, donde la polilla y el moho los destruyen, donde los ladrones perforan las paredes y se los roban. Más bien acumulen tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el moho los destruyen, ni hay ladrones que perforen las paredes y se los roben; porque donde está tu tesoro, ahí también está tu corazón.
Tus ojos son la luz de tu cuerpo; de manera que, si tus ojos están sanos, todo tu cuerpo tendrá luz. Pero si tus ojos están enfermos, todo tu cuerpo tendrá oscuridad. Y si lo que en ti debería ser luz, no es más que oscuridad, ¡qué negra no será tu propia oscuridad!» 

Palabra del Señor. 
Gloria a ti, Señor Jesús.

REFLEXIÓN

En este pasaje, Jesús nos da dos grandes enseñanzas, la primera sobre el riesgo de atesorar, lo cual desvía el corazón del hombre y con mucha facilidad lo aparta de Dios, y la segunda, sobre el uso de nuestros ojos, los cuales son la fuente de luz u oscuridad para el corazón. Ya que estamos siendo testigos de la invasión de pornografía en todos los ámbitos de nuestra vida, centremos hoy nuestra reflexión en esta última enseñanza. 

Pensemos por un momento en la última revista que leímos, el comercial de Televisión y ni qué decir de la última película que vimos. Veremos que unas veces de manera discreta y otras abiertamente, nos encontramos temas sexuales; desde la chica que sale mostrando ropa interior, hasta escenas de tipo subliminal de alto contenido erótico. Quizás el más grave daño que ha hecho es que ahora lo consideramos «normal» y no nos damos cuenta de que eso ha hecho que la relación con el sexo opuesto se vea empañada e incluso, adulterada. 

Nos damos cuenta, que aun para muchos hermanos, no es fácil ver al hombre o a la mujer tal como Dios los creó sino que en su mirada se esconde el efecto de lo que ha entrado por sus sentidos. Tengamos, pues, mucho cuidado de lo que vemos y de lo que leemos, pues de ello puede depender la felicidad de nuestra vida y principalmente, para los casados, su misma vida familiar. Tus ojos son la luz de tu alma, no permitas que se oscurezcan.