Religión

El Evangelio de hoy 24 de Junio: “Alégrense conmigo, porque ya encontré la oveja que se me había perdido”

Del santo Evangelio según san Lucas: 15, 3-7

En aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos y a los escribas esta parábola: «¿Quién de ustedes, si tiene cien ovejas y se le pierde una, no deja las noventa y nueve en el campo y va en busca de la que se le perdió hasta encontrarla? Y una vez que la encuentra, la carga sobre sus hombros, lleno de alegría, y al llegar a su casa, reúne a los amigos y vecinos y les dice: ‘Alégrense conmigo, porque ya encontré la oveja que se me había perdido’.Yo les aseguro que también en el cielo habrá más alegría por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos, que no necesitan arrepentirse».


Palabra del Señor. 

Gloria a ti, Señor Jesús.

REFLEXIÓN

Una de las cosas que jamás comprenderemos es ¿por qué Dios nos ama de esta manera? ¿Por qué su amor va más allá de todo lo que podríamos nosotros imaginar? Cuando se le apareció Nuestro Señor a santa Margarita María, le mostró la herida de su corazón y le dijo: «Este es el corazón que tanto los ha amado». 

Somos realmente privilegiados, pues como dice san Pablo, el Amor de Jesús es tanto y tan grande que se entregó por nosotros; que dejó su cielo hermoso para hacerse como uno de nosotros para que pudiéramos tener vida y tenerla en abundancia. 

San Agustín dirá: «se hizo hombre a fin de que nosotros los hombres pudiéramos ser como él». Este es al paroxismo del amor de Dios por nosotros, que es capaz, como lo hemos oído hoy, de dejar a todo el rebaño e ir por nosotros, hombres necios y faltos de juicio. 

Es, pues, tiempo de responder a este amor y entregarle nuestra vida, de abandonar nuestro pecado, aun aquel que sin ser mortal seguimos disfrutando y que no nos permite llegar a tener la plenitud de su amor. Abre tu vida y tu corazón a esa fuente maravillosa de amor que brota de su corazón y déjate seducir y embriagar por él. Solo este amor misericordioso, que nos ama por encima de nuestro pecado y nuestra miseria, es capaz de llevarnos a disfrutar de paz y alegría en el corazón. 

Responde a este amor de Jesús dejándote amar y recibiendo de Él su amor y su perdón.