Opinión

El fútbol y los fanáticos

“Prefiero ser buena persona, que ser el mejor jugador del mundo” …

El sábado 5 de marzo del 2022, se jugaba la fecha 9 de la liga MX del fútbol mexicano, en el estadio “La Corregidora” en la ciudad de Querétaro, ganaba el Atlas a Querétaro 1-0. Los jugadores daban lo mejor de sí en la cancha, buscando la victoria.

En las bancas, el duelo era de estrategias, los entrenadores modificaban planteamientos y motivaban a sus jugadores.

En las tribunas, miles de aficionados aplaudían, otros abucheaban, mientras que algunos, los fanáticos, sacaban sus traumas; aproximadamente al trascurrir el minuto 61, reflejaban en sus nefastas actitudes, su odio a la vida, la falta de amor, sus frustraciones, la insensibilidad y el gran vacío de sus vidas, así como la falta de cariño y de atención por parte de sus padres, además de golpear con saña a algunos de los seguidores del equipo adversario. El partido fue suspendido.

Las imágenes proyectadas en la transmisión del juego y en las redes sociales, son una aberración a la esencia humana, un atentado a la razón, siendo la manera más estúpida de comportarse de un ser humano.

“El fútbol no es un juego, es magia”. Beckham

Estos fanáticos antisociales, no van a acabar con la magia de este bello y apasionante deporte, somos millones los que lo amamos de manera sublime.

El balón no tiene la culpa de la descomposición social que vivimos hoy en día. El balón debe seguir rodando, dejándose acariciar con los pies para arrancar el grito de ¡goooooooool! en las familias seguidoras de este gran deporte mexicano, palabra que encierra profundas emociones.

El fútbol debe continuar fomentando la unidad entre los seres humanos, la solidaridad, la felicidad y la práctica del deporte, que contribuye a la salud, a la solidaridad, a la convivencia, al trabajo en equipo y a la formación de los seres humanos como parte de nuestra sociedad.

Como si las desgracias provocadas por la pandemia y por la guerra en Ucrania no fueran suficientes, aún hay gente que se dedica a dañar, a atentar contra la integridad, contra la felicidad, contra la vida, provocando gran preocupación y angustia sobre lo que pudiera pasar más adelante.

Históricamente es quizá, la peor tragedia vivida en los estadios de fútbol de nuestro país. Ante ello, hay quienes manifiestan el deseo de dar de baja de la liga a ambos equipos, desapareciendo así el fútbol en sus ciudades, como si este deporte o el balón tuvieran la culpa de las nefastas conductas de los susodichos.

¿Acaso eso convertiría en buenas personas a los agresores? ¿eso los reivindicaría ante la sociedad? No señores, al contrario, el fútbol une, es sinónimo de calidad de vida. Genera ídolos que tanto requerimos en este mundo. Aleja de las adicciones que tanto dañan al individuo y a la sociedad.

El balón no tiene la culpa de la falta de amor que existe en muchos hogares.
El balón enseña a jugar en equipo y con ello a triunfar en la vida.
Decía Diego Maradona: “Yo me equivoqué y pagué, pero el balón no se mancha” …

Estoy convencido que esa terrible violencia que se vivió en el estadio de los gallos de Querétaro, no tiene su raíz en el fútbol, su origen está en los hogares. Los padres debemos dar amor y atención a los hijos, los seres sin amor están vacíos, vagan por la vida sin rumbo emocional. Requieren alimento, ropa y dinero para su diversión, pero por sobre todas las cosas, requieren amor, mucho amor para no perderse.

Eliminar el fútbol y a ambos por un decreto de los federativos de la liga o de la FIFA, no resuelve la esencia del conflicto y quizá, lo haga más grave.

“El fútbol es el único amor que nunca defrauda”. Deco

Dejemos que el balón siga rodando en las canchas y sea acariciado con sublime amor y pasión por millones de seres humanos en los campos de pasto y, sobre todo, en canchas de tierra.

“Juego para ser feliz, no para ganar nada”. Iniesta
El balón no tiene la culpa, debemos dejarlo que siga rodando…