Estaba un mochilero leyendo un periódico alemán. La publicación era sobre los libros, entre otras palabras, decía que son una herramienta que te permiten acercarte al pensamiento de los escritores. Umberto Eco argumentaba que Alejandro Dumas decía que los novelistas crean personajes de carne y hueso, mientras que los historiadores evocan a simples fantasmas. Explicaba que la novela ucrónica sólo se puede disfrutar si los lectores conocen las historias: «el qué hubiera pasado». Que los personajes de ficción humanamente viven y son conocidos en un mundo porque les damos un sentido real a sus hazañas. Tal es el caso de Hamlet, Caperucita Roja, Robin Hood y Superman. «Podemos ver así que un personaje de ficción sigue siendo el mismo, aunque esté en un contexto diferente».
Para escribir El nombre de la rosa, anduvo buscando una serie de listas de nombres de personas de la época italiana del siglo XIV. «…tomé prestados de antiguas crónicas los nombres de distintas clases de vagabundos, ladrones y herejes errantes para dar una idea de la gran confusión social y religiosa». En 1980, a los 48 años el señor Eco publicaba su primera novela, por tal razón se proclamaba un joven novelista porque empezó tarde esa labor. El Sr. Umberto nació el 5 de enero de 1932, en el norte de Italia, en una ciudad llamada Alessandria, Piamonte.
