Siempre que encuentro alguna sorpresa en la vida, resulta imposible no recordar aquella frase que encontré en una película, cuando un hombre a una edad avanzada, consiguió sorprendentemente para él, una gran hazaña y, conteniendo las lágrimas, expresó: “ la vida es un misterio, nadie sabe lo que pasará mañana “. Justamente ahora la recuerdo, ante esta situación extremadamente atípica que está viviendo la humanidad , escuelas cerradas, también cines, teatros, bibliotecas, museos, sindicatos, etc.
Es un mundo raro, extraño, de pronto todo cambió. El ritmo vertiginoso de la vida hizo una pausa, una enorme pausa. Sorprendió a la humanidad. Los seres querían tiempo para estar y convivir con su familia y ahora que el destino les complace, no se hayan en su casa, desesperadamente buscan cómo salir. Los seres decían que no leían un buen libro porque no disponían de tiempo, ahora, la gran mayoría tampoco lo hace, les resulta más cómodo ver la televisión y entretenerse con los memes, face, videojuegos y demás opciones que brinda el celular.
Hace décadas la corriente tecnocrática apareció en el escenario educativo. En lo personal, admito que jamás fue de mi agrado, mi corazón nunca fue tan frío para ver con buenos ojos que las máquinas y la tecnología fueran marginando la interacción directa entre alumnos y docentes. Es cierto que se podría tener un alcance con mayor número de alumnos, pero, no hay nada para un docente como llevar el proceso psicopedagógico de manera directa con los niños , adolescentes y jóvenes , mirándolos a los ojos, asomándose a su interior y palpar lo que están viviendo, lo que están sintiendo, lo que piensan del objeto de estudio, de la vida, sus temores, sus sueños y fortalezas, sus tristezas y sus alegrías, escucharlos, hablarles. Estoy convencido de que lo más maravilloso de cualquier escuela para todos los estudiantes, es el receso, además , claro, de la calidez de los docentes.
El recreo, es el espacio mágico más maravilloso de la vida para vivir la niñez de manera natural, para ser feliz y sonreír, para socializarse e integrarse, para ejercitarse, para ser inquieto, para desarrollar liderazgo, para sacar miedos y vencerlos , tensiones, dicha, para olvidarse de todo y de todos, para aprender jugando, el recreo es el marco perfecto para ser niño. Un estudio de la universidad Yeshiva , de New York, derivó a la siguiente conclusión: “ el recreo, mejora el aprendizaje y las relaciones emocionales de los niños. Además, reduce el estrés “.
Como maestro especialista, recomiendo a los docentes que quieran conocer con mayor nitidez a sus alumnos, observarlos en la hora de recreo. Muchos maestros acostumbran en ese espacio quedarse en el salón o juntarse con compañeros de profesión para consumir el lonche. También muchos directivos suelen programar reuniones con el personal en la hora de recreo, para no “ perder tiempo”de clases. Sin embargo, se pierden realmente lo más extraordinario que sucede en la vida de los alumnos , y con ello la oportunidad de conocer más a fondo los detalles que van conformando la personalidad de sus alumnos, lo cual es esencial para adecuar las metodologías en el proceso enseñanza-aprendizaje y para conocer el aspecto emocional de cada uno, lo cual, es fundamental de considerar antes que la teoría y la técnica.
Es de gran importancia observar a los alumnos en el aula y su reacción al abordar al objeto de estudio, pero, observarlos en recreo, es imprescindible. El 18 de marzo, fue el último día que los alumnos asistieron a la escuela y disfrutaron su recreo. Después, llegaron a su casa, cerraron la puerta y desde entonces no han salido, llevan casi tres meses, sin disfrutar el recreo y la calidez de sus maestros. Estarán disfrutando su niñez, siendo niños o estará en pausa? Con preocupación me hago ese planteamiento una y otra vez.
¿Qué pasará con los niños y niñas detrás de esas puertas que se cerraron aquel lejano 18 de marzo?
Quizá ayude a la felicidad de los alumnos y a su seguridad mis respetables maestros , si cada día o al menos un día a la semana , se les escribe una carta, olvidándose de la currícula y centrándose en las emociones, diciéndoles cuánto se les extraña y cuánto se les quiere. Siempre habrá algo diferente que escribirle a cada alumno. Quizá una carta de su maestro, le llegue al corazón y lo impulse a ser un ser humano feliz y exitoso, los alcances de los sentimientos no tienen límite cuando acaricias el alma y el corazón de un alumno.
Nadie sabe lo que pasará mañana, pero , espero que los recreos regresen pronto a las escuelas y que los niños retomen la esencia de la niñez, que vuelvan a ser el alma de los centros de trabajo .
Que las risas , inquietudes y gritos de los niños vuelvan pronto a las escuelas, hacen falta en esos edificios vacíos, y, las escuelas con sus honorables maestros, también hacen falta a los alumnos, más falta de la que se puede imaginar, pues la educación, los niños y los maestros siempre deben caminar juntos por la vida, hasta que sea el momento de soltar a los educandos para que vuelen por la vida y exploren el mundo y recíprocamente se vayan transformando…