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El teatro de la vida

Marco Aurelio, en su libro Meditaciones. Hablaba sobre la bondad de las personas, misma que heredan de sus antepasados, es decir que en los humanos debe existir una raíz de familia. El sabio era juicioso, en las fiestas reservado, cuidaba de sus amigos, mantenía una distancia de los charlatanes, aconsejaba vivir el presente porque la vida pasa velozmente, se regía por la congruencia y prestaba atención a las ideas joviales.

Comentaba que las personas que viajan constantemente pierden el tiempo de leer las historias antiguas. También decía que cuando realices un favor al amigo no esperes nada a cambio, simplemente alégrate de ayudar; decía que las personas deben ser comprensivas porque siempre cometemos errores; cada cosa tiene su destino; más que heredar el hombre debe buscar dejar una huella y vivir feliz en donde se encuentre.

Aconsejaba vivir de acuerdo con el tiempo y sus realidades, la vida no es eterna ni vivirás mil años. Sugería ayudar a los necesitados con base a tus posibilidades, que observaras la forma en cómo actuaban los sabios. Proponía tomar atajos en los caminos de la vida, aceptar de buen agrado los fracasos y seguir de pie en las metas. ¿Qué hay en esto que no sea soportable y llevadero?

Recuerdo cuando era niño me leían las historias bíblicas para que conciliara el sueño, de adolescente disfrutaba salir de madrugada a contemplar los cielos rojos de Monclova (producto del humo de AHMSA), recuerdo que papá le enseñaba a mi hermano Am-Ram como fabricar escobas, eran tiempos difíciles pero muy felices, donde el trabajo era la supervivencia y el pan de cada día.

La maestra que impartía la clase de español (1993), nos ponía a leer las aventuras de Don Quijote, recuerdo que era un viaje al pasado, un encuentro con Dulcinea y su escudero Sancho. Nunca olvido la vida en Monclova, el tiempo ahí es eterno y su calor insoportable, el horizonte desteñido, hay pocos árboles, los perros se la pasan ladrando, puedo decir que perdí el encanto de visitarla. Arteaga en cambio es una ciudad humilde y con bellas montañas, disfruto sus amaneceres, ver llover, la libertad con que vuelan las palomas me gusta tomar café para empezar el día, pensar en los buenos momentos.

En ocasiones piensan que soy aburrido, pero luego me acuerdo de las enseñanzas de Marco Aurelio, “lo bello trascurre como un sueño”, me hubiese gustado vivir en la Revolución de 1910, andar a caballo con Madero. Lo cierto es que la realidad es difícil, la vida es como un poema de Baudelaire, trabajamos arduamente, pensamos y meditamos todo el tiempo.

El libro de Marco Aurelio (121-180 d.C.), da lecciones sobre estoicismo, la obra consta de 172 páginas y editada por Penguin Random House. Hay algo que me llama la atención y dice: “No malogres la parte de vida que te queda en averiguar vidas ajenas, a no ser que te propongas algún fin útil a la comunidad.” Es mejor no distraerse en temas que no tienen productividad, ni escuchar a los que te injurian, es mejor alejarse y no imitarlos. Los hombres deben leer y releer a los clásicos porque es la mejor forma de conocer el lenguaje, sus palabras son simples, y si queremos conocer el presente habrá que remitirse al pasado para poder imaginar sus sentimientos. “En el teatro de la vida quien tiene el papel de sinceridad es quien, generalmente, más bien ocupa su papel.” Pessoa.

historiador82@yahoo.com