Opinión

EL TREN DONDE VIAJAN LOS ANCIANOS.


Como profesor de Licenciatura y Maestría en mi querida Escuela Normal Regional de Especialización, solía cuestionar a los alumnos para concluir la clase: ¿Qué  les dejó esta sesión? Convencido de que si no había reflexión, sería un tiempo perdido, por más conocimientos que se hubiesen construido. Sin reflexión, el conocimiento no tiene sentido. Sin reflexión es caminar hacia donde sea, sin rumbo.

Algo tan pequeño, pero tan contagioso y terriblemente mortal, el Coronavirus vino a desnudar las pobres políticas de salud en todos los países del mundo, mostrando su fragilidad, incluyendo a las omnipotentes naciones que día a día se preparan para una posible guerra, invirtiendo millones de dólares en todo tipo de armamento, incluyendo el nuclear y en capacitación de sus soldados en la formación bélica.

La realidad que hoy vivimos conlleva a reflexionar e indudablemente a aprender. En vez de destinar inmensas cantidades para innovar armamento y preparar hombres para matar, debiese reinvertirse la esencia y aplicar grandes cantidades de recursos y políticas para  fortalecer los sistemas de salud y a enriquecer la educación para que por esta y otras vías se propicie la prevención de enfermedades como la diabetes e hipertensión y otras que no permiten tener calidad de vida y que a la vez, te hacen más vulnerable ante enfermedades como el COVID-19.

Para no repetir esta cruel historia de contagio y muerte que estamos viviendo, se debe aprender que lo prioritario de los seres humanos es la vida, la salud y la educación. Aplicar todos los recursos pertinentes para construir hospitales con los insumos suficientes y de calidad, así como la formación profesional de médicos y enfermeras, su capacitación continua en pro de salvar vidas.

Debido al descuido que se a tenido en el sector de la salud, es noticia diariamente en los medios de comunicación, las quejas y manifestaciones de trabajadores de dicho sector en relación a que no cuentan con los insumos elementales para atender a ciudadanos infectados con el Coronavirus.

La Fase III se aproxima y se aplicará en cualquier momento, irremediablemente llegará , habrá miles de ciudadanos enfermos del COVID-19, según lo señala Hugo Lopez Gatell, Subsecretario de Salud de México.

Ante los riesgos de que en dicha etapa se supere la atención hospitalaria y el uso de instrumentos necesarios para la atención como las máquinas de oxigenación entre otros,se pudiese recurrir a la “ Guía bioetica de asignación de recursos de medicina crítica”, mediante la cual se definiría qué pacientes graves de COVID-19 recibirán atención prioritaria en los hospitales públicos. Esta guía, es una propuesta que está firmada por 10 investigadores de la UNAM y del Colegio México. El Consejo de Salubridad General propuso que ante una posible saturación del sistema de salud pública, se dé prioridad a los jóvenes por sobre los adultos mayores. Esto quiere decir que si al mismo tiempo llegan al hospital un joven y una persona de la tercera edad infectados del Coronavirus y ambos requieren una máquina de oxigenación inmediata para salvar su vida y solo estuviese disponible una , la aplicarían al joven.

Se argumenta que el joven aún tendría varias etapas por vivir, en relación a la persona de la tercera edad, aplicando el principio de “ salvar la mayor cantidad de años-Vida”

Si este  criterio te causa indignación, irritación, enojo, seguramente este otro criterio , el cual afortunadamente fue omitido después de que ya lo habían presentado, te hubiera indignado mucho más. Si había un “ empate” entre dos pacientes , luego de hacer la sumatoria de los puntajes de los criterios, para ver a quién le dan La prioridad, la decisión sería al azar, con una moneda.

Las categorías de edad propuestas para dar prioridad, reitero, esto , si el sistema de salud pública se viera superado , son las siguientes: 0-12 años/  13-40/  41-60/  61-75/ +75.

He podido escuchar algunos comentarios de hombres y mujeres que tienen más de 60  años y otros más de 70 , se expresan  con tristeza y desilusión sobre este tema, pues a pesar de batallar con otros obstáculos en la vida, muchos abandonados por la sociedad y por políticas públicas y ahora la desesperanza de que descarrilen el tren en el que viajan hacia la sabiduría , a donde quizá nunca lleguen como señala en un libro Jorge Bucay ,pero a donde cada día se aproximan más.
Vienen a mi mente inevitablemente aquellas historias encontradas en la vida en las que los hombres de mayor edad en los pueblos, eran los “ chamanes”, consejeros siempre por su gran serenidad y sabiduría, recabadas paso a paso por las etapas de la vida. Eran los consejeros, marcaban la pauta a seguir.

Es cierto que ya no tienen la agilidad para vencer en una carrera de 10 kilómetros, para jugar béisbol en las grandes ligas o fútbol en la Liga MX. Pero si tienen a cambio sabiduría , sensibilidad, serenidad , visión. Son hombres y mujeres que trabajaron por décadas, pagaron  impuestos con los que debieron hacer muchas cosas, entre otras, hospitales para atenderles con dignidad cuando cuando llegaran  su vejez. Ahora, no tienen porque ocupar la primera línea de depuración de la vida. Dejemos que sigan su viaje.

Es irónico, miren, es tanta la capacidad de hombres y mujeres de la tercer edad, que aquí vierto  una muestra de ello, señalando a quienes gobiernan algunos países y la edad de tales mandatarios, teniendo como referencia el mes de febrero del 2019.

Angela Merkel. Alemania. 51 años.
Giuseppe Conte. Italia. 54 años.
Beji Caid. Túnez. 92 años.
Sheikh Sabah . Kuwait. 90 años.
D.Trump. USA. 73 años.
Tabaré Vázquez. Uruguay. 79 años.
Andrés Manuel Lopez O. Mex. 65 años.

De ese tamaño y más es la capacidad de las personas de la tercera edad.

Muchas de quienes están en tal etapa, fueron nuestros maestros honorables, esos que nos dieron luz , nos guiaron y despertaron hambre por crecer, por aprender, formando grandes maestros, médicos, enfermeras, ingenieros, ciudadanos  honorables . Otros,  fueron grandes héroes anónimos en aquel temblor del 19 de septiembre de 1985 en el entonces Distrito Federal..

No, no podemos permitir que se descarrile el tren en el que viajan nuestros ancianos. Quizá lo podamos evitar hoy, quedándonos en casa para que no suba la curva de los contagios y no rebasar la capacidad de atención en los hospitales para que no tengan que decidir  si atienden a un joven o a uno de la tercera edad y que todos sean atendidos.

Después , cuando pase esta tempestad, cuando salgamos victoriosos, deberemos ser necesariamente parte de la transformación del mundo, previniendo enfermedades y exigiendo un sistema de salud público de primer mundo en cada rincón del planeta.

Por el bien de la humanidad, por lo más profundo de la esencia humana, dejemos que nuestros ancianos continúen viajando en el tren que va a la sabiduría, con esa calma y serenidad que sólo enseña la vida.