La Paz, Bolivia. – (Agencias) Después de 11 meses de un golpe de estado, de perseguir judicial y moralmente a Evo Morales, el pueblo boliviano llevo a las urnas su respuesta: Evo Morales regresa.
Bolivia habló pacífica y firmemente este 18 de octubre de 2020. Los candidatos del MAS, Luis Alberto Arce Catacora y David Choquehuanca, han recibido el mandato popular para que saquen al país del descalabro al que fue llevado por la extrema derecha en el golpe de Estado.
El triunfo fue contundente, y con ello el rechazo de la mayoría de los bolivianos a la discriminación, a la corrupción y a la manipulación. Sin embargo, la espera de los resultados preliminares se hizo infinita y angustiosa, el temor al fraude era inminente.
Durante este periodo obscuro, donde los golpistas asaltaron el poder con la ambición de borrar la memoria colectiva, donde el pueblo aguantó la violencia física, psicológica y la muerte, las masacres de Sacaba y Senkata, el encarcelamiento de los seguidores de Evo, las amenazas constates de la extrema derecha y el saqueo del país a manos de quienes habían juzgado de corrupto a Evo.
La presidenta golpista Jeanine Áñez, será juzgada por la historia como una de las y los peores presidentes de Bolivia. Los datos sobre la economía y la salud así lo demuestran. Lo que quedó claro es que no es el género la condición para gobernar, es entender las necesidades de un país y el compromiso con las mayorías más necesitadas, y esto, ella nunca lo tuvo.
Junto a su corte y los militares, asaltó el palacio de Gobierno con una biblia en la mano, creyendo que eliminaría a Pachamama de los pueblos originarios. Siempre rechazó la multiculturalidad del país y desperdicio la única oportunidad que tuvo para dejar una huella positiva en la historia. Simplemente actuó de la misma manera con la que llegó al poder.
Sin duda, esta elección fue un referéndum a favor de Evo Morales. El expresidente, que fue “invitado” a dejar el poder por la cúpula militar, fue perseguido judicialmente pensando que eso lo doblegaría, recorrió dos países en su peregrinar, se persiguió a su familia y amigos, se siguieron instrucciones desde Washington, y nunca claudicó.
Pero hubo otros factores que decidieron el voto. La represión al pueblo indígena, la corrupción y la pandemia fueron factores también, pero, sobre todo, la forma de gobernar. Luis Arce y David Choquehuanca fueron depositarios de ese mensaje.
Es un voto contra la violencia en todas sus formas; en especial la mediática, que intentó por los medios más inimaginables manipular, generar actos de violencia, exacerbar sentimientos y dividir familias, amigos y vecinos.
No será tarea fácil para la formula electa, pero se sabe de sus capacidades técnicas y humanas. Aunque ante todo se sabe de su compromiso con la construcción del Estado plurinacional.
Ahora ya no hay incertidumbre: la votación, hasta donde hoy avanza, es clara.
El triunfo se veía venir en los rostros de la gente, pero la gran duda era si el aparato gubernamental, militar, mediático y antiplurinacional permitirían que se supiese la preferencia real de los bolivianos.
El triunfo se veía venir en los rostros de la gente, pero la gran duda era si el aparato gubernamental, militar, mediático y antiplurinacional permitirían que se supiese la preferencia real de los bolivianos.
El voto ha sido tan contundente que hasta Añez debió salir a reconocerlo.
Algo a tener en cuenta y que no es un hecho menor: las fuerzas de ultraderecha como la liderada por Luis Fernando Camacho estarán en el Parlamento con un electorado rondando el 15%. Camacho, un personaje que recuerda lo más turbio del paramilitarismo, en su entorno más estrecho tiene figuras con sed de venganza y odio.
El MAS y el partido de Carlos Mesa, Comunidad Ciudadana, tendrán que lidiar con ella, y, no es homogénea.
A la espera de los resultados finales, Bolivia ahora ingresa en una nueva etapa: la etapa de transición hacia un Gobierno elegido democráticamente y con mayoría parlamentaria.
El candidato ganador, Arce Catacora, agradeció el apoyo y la confianza del pueblo boliviano y manifestó su compromiso de retomar la estabilidad y la paz social. Que así sea. El pueblo boliviano se lo merece.
