CulturaLado B

En Rusia el inverno es infernal

Akaki trabajaba en una oficina sacando copias. No tenía una vida próspera. Era una persona tímida y vivía un poco avergonzado por las burlas de sus compañeros, su existencia giraba en trabajar y para él eso lo era todo. Era un hombre de unos cincuenta años, chaparrito y pelirrojo, con mala estrella por el poco éxito. No convivía y tampoco se divertía a ninguna hora. Recibía un salario con el que apenas sobrevivía. Su vida empieza a tener sentido a raíz de un abrigo.

En Rusia el inverno es infernal y sus compañeros se burlaban de su abrigo roto. Razón que lo obliga a visitar al sastre para arreglarlo. El costurero no le dio esperanza. Le dijo que necesitaba uno nuevo porque ése no servía. Preocupado por el sueldo, era imposible comprar otro. Sus ahorros cubrían el pago de la mitad. Tuvo que someterse a un riguroso régimen de ahorro. Ni siquiera cenaba. Así fue por varios meses. Sabía que eso y el aguinaldo, era la solución.

El sueño de tener un nuevo abrigo que lo protegiera. Con el paso de los días sentía alegría, como si le devolvieran las ilusiones. Cuando recibió su nuevo abrigo se sentía de maravilla. Se veía en el espejo y sonreía. Después de tener años de no salir, recibió una invitación a una fiesta. El lugar estaba en el centro y, como vivía a las afueras, tuvo que caminar. Estando en la fiesta fue recibido con hospitalidad. Su nuevo abrigo le producía seguridad, esa noche bebió con sus compañeros y jugó a las cartas. En la madrugada se fue a su casa sin despedirse. Durante la caminata, fue atacado por unos malhechores que lo golpearon y le robaron su abrigo.

Solicitaba ayuda, pero nadie lo escuchaba. La noche estaba fría y caía nieve. Como pudo llegó a su casa. Al día siguiente no fue a trabajar. Estaba enfermo y acudió a la policía a realizar la denuncia. La autoridad burocrática, no escucharon su demanda. Debido a la frialdad de esa mala noche, el señor Akaki ardía en temperatura y una vieja vecina lo atendía. Murmuraba y tenía alucinaciones donde recuperaba su abrigo. En el trabajo no estaban enterados de la situación, cuatro días después supieron que había muerto. Como no tenía herederos fue enterrado como si nunca hubiera existido. A partir de ese momento nació una leyenda del fantasma que robaba abrigos en el puente Kalinkin. El capote, publicada en 1842 por Nikolái Gógol (1809-1852). Es una obra que reflexiona sobre la infelicidad que tiene el trabajo de la vida burocrática. Su autor enseñaba a los lectores a no perder la sencillez. Disfrutar las aventuras es maravilloso y mejor en la compañía de un amigo.