*Todas las personas perdemos líquidos a través del sudor, las lágrimas, la orina y las heces.
El consumo de agua es de especial importancia durante la temporada de calor cuando las altas temperaturas estimulan la pérdida de líquidos y sales minerales del cuerpo, que, si no son repuestos de inmediato, da margen a un cuadro de deshidratación con los consecuentes problemas de salud.
La especialista en medicina familiar del Instituto Mexicano del Seguro Social en Coahuila, Mayela Moreno Reyes, señaló que bajo circunstancias normales todas las personas perdemos líquidos a través del sudor, las lágrimas, la orina y las heces.
Lo normal es que estos sean reemplazados al tomar agua.
“Por lo anterior, se recomienda beber entre seis y ocho vasos de agua al día, lo que equivale a 2.5 litros, que es la medida recomendable para mantener un buen estado de salud”, dijo.
La situación varía cuando se presenta fiebre, diarrea, vómito, o al realizar mucho ejercicio o si hay exposición prolongada al sol, ya que se puede sufrir una deshidratación que significa una pérdida excesiva de agua y sales minerales del cuerpo; los bebés, los niños, así como las personas mayores de 60 años, son más propensos a esta condición.
“Las principales señales de alarma son decaimiento, boca seca, piel que al pellizcarla se queda levantada, ojos hundidos, llanto sin lágrimas, vértigo y desvanecimiento al ponerse de pie. De no ser atendidos pueden aparecer delirios, inconsciencia y en casos extremos la muerte”, explicó.
En caso de una deshidratación leve, se debe igualar la cantidad de pérdidas con los ingresos de líquidos, acudir a consulta con el médico y continuar con la alimentación habitual. En moderada, además de lo anterior, se requiere del manejo de hidratación oral en la unidad de medicina familiar y la capacitación a los familiares para continuar su manejo domiciliario con hidratantes como vida suero oral.
“En la severa, se debe referir al paciente al hospital para que sea atendido por personal especializado”, precisó Moreno Reyes.
Recomendó el consumo de agua natural como elemento único necesario para el organismo y dejar de lado el refresco, bebidas alcohólicas, té o cualquier otro producto.
