Kabul, Afganistán. – (Agencias) Los diecisiete Chinook, helicópteros de transportación de tropas, sobre la embajada de Estados Unidos en Kabul no dejaron a nadie calmado el pasado 25 de abril.
No se trataba de una evacuación desastrosa como en Saigón, al final de la guerra de Vietnam. Llevaban refuerzos para asegurar, durante las siguientes semanas, el peligroso proceso de salida.
Sin embargo, la salida que había sido anunciada para el 11 de septiembre por el presidente Joe Biden, se ha adelantado sigilosamente al 4 de julio.
Esta nueva fecha ha creado estupor en el gobierno afgano, obediente, sin transición, y lo ha obligado a tomar en sus manos su destino, mientras los talibanes están tomando el control del país, intensificando la presión, mientras el proceso de paz interno, que empezó el 12 de septiembre pasado, está estancado.
También causó un shock en la comunidad internacional. La información fue transmitida, de acuerdo con Le Monde, a las principales cancillerías en Kabul por el ejército estadunidense a finales de abril.
Estas deberán ajustarse a la agenda de Washington porque no tienen su propia logística. Ninguno tiene el mismo nivel de anticipación o incluso el análisis de la situación, de acuerdo con Le Monde.
Existe una gran incertidumbre en la capital afgana. “Se jugarán muchas cosas en los próximos tres o cuatro meses», dijo un alto funcionario de la OTAN.
De acuerdo con un testigo, el general Austin Scott Miller, jefe de las tropas estadounidenses y de la OTAN en Afganistán, aseguro a los diplomáticos occidentales que se trataba de “exponer lo menos posible a las tropas durante la fase de retirada”.
Washington espera, de hecho, convencer a los talibanes de que regresen a la mesa de negociaciones después de su negativa de asistir a la Conferencia de Paz de Estambul en Afganistán, el pasado 24 de abril.
Los talibanes argumentaron que los acuerdos de Doha, firmado el 29 de febrero de 2020 con Estados Unidos, decía que a partir del 1 de mayo de 2021 no habría ni un soldado norteamericano,
No pasó la catástrofe que habían predicho los occidentales el 1 de mayo, tomando en cuenta que los talibanes habían dicho que la violación del acuerdo les permitía atacar a las fuerzas de ocupación.
Abdullah Abdullah, jefe del Ejecutivo afgano y presidente del Consejo Superior para la Reconciliación Nacional, dijo al periódico francés Le Monde: «Pero es cierto que, desde 1 de mayo, en algunas partes del país, los talibanes han establecido nuevos obstáculos y han tomado uno o dos distritos».
La retirada precipitada ha llevado a detener la entrega de misiles guiados por laser por falta de personal adiestrado para su manejo. También, en julio solo podrán volar el 30% de la capacidad aérea debido a la falta de mantenimiento,
Los aviones son un activo esencial para Kabul contra los talibanes. La mayor parte de la infraestructura pasada a manos del ejército afgano esta también desgastada.
El aeropuerto de Kandahar ha vuelto a lo que era antes de la llegada de las fuerzas de ocupación de la OTAN. Los vuelos estan a la vista. Los aviones de las Naciones Unidas y de la Cruz Roja ya no se abastecen del combustible de ahí debido a la mala calidad.
Las negociaciones de emergencia de los afganos con los proveedores privados internacionales están elevando, según Kabul, los precios a niveles prohibitivos exigidos por estas empresas.
