Lakeland, Florida, Florida. – (Agencias) Un exinfante de la marina de los Estados Unidos, exadicto a las metanfetaminas, que paso cuatro años de servicio, le dijo a una mujer que Dios lo había enviado para hablar con una de sus hijas.
Luego la mató, y a tres personas más, dentro de su casa en el condado de Lakeland, en Florida, el domingo por la mañana.
Alrededor de las 7:30 p.m. del sábado, la policía de Lakeland recibió una llamada de la casa reportándoles la visita extraña del exinfante. La policía llegó al lugar y empezó a buscar al exmarine.
Después de buscar durante 20 minutos, no encontraron ni al hombre ni a su carro, y la policía se fue.
Ese mismo día, un poco más tarde y a poca distancia por la carretera, otras dos personas vieron al exmarine, que fue identificado como Bryan Riley, de 33 años, y dijeron que el sospechoso estaba buscando a «Amber», según informó el sheriff Grady Judd.
De acuerdo con el sheriff, Riley había dicho que Dios lo había enviado allí porque Amber se iba a suicidar.
Riley, que sirvió a los marines en Irak y Afganistán en la década del 2010 y trabajaba de “especialista en protección industrial” para una compañía ubicada en Tarpon Spring, en Florida, se regresó a Brandon, donde había conocido a su novia.
Alrededor de las 4:30 a.m. del domingo, un teniente de la Oficina del Sheriff del condado de Polk escuchó “dos ráfagas de disparos automáticos” en el área, dijo Judd en la conferencia de prensa del domingo.
Cuando llegó la policía de nuevo a la casa, encontraron una camioneta en llamas y escucharon un estallido proveniente del frente de la casa.
Allí encontraron a Riley. Estaba «totalmente equipado, con chaleco antibalas y parecía que estaba listo para enfrentarnos en una situación de tirador de combate», dijo Judd.
Riley corrió hacia la casa, entonces los agentes escucharon un disparo, una mujer gritando y el gemido de un bebé.
Un teniente de la policía intentó entrar a la casa, pero se lo impidió una barricada. Corrió hacia la parte trasera, pero fue recibido a balazos, dijo Judd.
Entonces Riley corrió hacia el frente de a casa donde se enfrentó con la policía en un intenso intercambio de balazos.
Riley fue herido. Finalmente salió de la casa y se entregó. Fue llevado al hospital donde forcejeó con la policía tratando de arrebatar la pistola a un policía. Camino al hospital, supuestamente Riley le dijo a un policía “sabes por qué hice esto”.
En la casa encontraron a una niña de 11 años aún con vida, después de recibir 7 disparos. “Ella miro a los agentes a los ojos y le dijo: ‘hay tres personas muertas en la casa’”. La niña fue llevada al hospital y fue intervenida quirúrgicamente. Se espera que sobreviva.
Quienes no sobrevivieron fue Justice Gleason, de 44 años, una mujer de 33 años, y una bebé de tres meses toda vía en los brazos de su madre.
La familia fue encontrada «acurrucada y escondida, como con alguien que tiene mucho miedo «, dijo Judd.
El perro de la familia, que lleva el nombre de un perro policía K9 de la oficina del Sheriff del condado de Polk que fue asesinado cuando participaba en una operación de la policía, también recibió un tiro.
«Rogaron por sus vidas y los maté de todos modos», dijo Riley a la policía después de su arresto.
Después, en una segunda conferencia de prensa, Judd dijo que no “habían encontrado ninguna relación entre las víctimas y el asesino”.
Judd describió a Riley como “un loco con muchas armas que disparó y mató a personas inocentes”. y agregó, “como un perro rabioso”, dijo.
