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Fuera tecnócratas de la economía de EU

De acuerdo con Neil Irving, corresponsal senior de economía del New York Times, los líderes políticos de los dos partidos en Estados Unidos han aprendido algo los últimos 12 años, desde la última vez que la nación intentaba salir del agujero.

Entre ellos, que a la gente le gusta tener dinero, y el Congreso tiene el poder de dárselo. En una crisis económica los déficit presupuestarios no tienen que ser aterradores.

Es mejor, tanto para la economía y la legitimidad democrática, que los funcionarios electos decidan apoyar a la gente en su gasto diario, en comparación con la ayuda de los cuadrados tecnócratas a los mercados financieros en oscuras intervenciones.

Las expresiones de los legisladores raras veces son contundentes, pero estas son las implicaciones del salto en la política económica de Estados Unidos durante el último año, que terminó en el paquete de ayuda de 1.9 billones de dólares de la administración Biden.

Aunque la votación fue partidista, esta vez los líderes de ambas fracciones en el Congreso parecen estar más dispuestos a sacar al país de la crisis económica, asumiendo el papel principal que cedieron desde hace 4 décadas, sobre todo después de la crisis de 2008, en la gestión de los altibajos de la economía del país.

Es un rechazo implícito a la era en que los tecnócratas de la Reserva Federal (FED) fueron los actores principales en los esfuerzos por estabilizar la economía del país.

Ahora los legisladores están adoptando el poder del gobierno para pedir prestado y gastar – “el gran poder fiscal de los Estados Unidos” como lo ha llamado el presidente de la FED Jerome Powell-, la principal herramienta para luchar contra una crisis.

El nuevo proyecto de ley rompe con los paradigmas economicistas de la vieja escuela y con las preocupaciones de los economistas tradicionales, incluyendo al exsecretario del Tesoro Larry Summers y el economista central del Fondo Monetario Internacional (FMI), Oliver Blanchard, de que sea inflacionario.

Los legisladores demócratas están convencidos de que los beneficios de este plan superan esos riesgos. De mantener está política de control en la gestión económica por parte de los representantes, sería un cambio tan trascendental como el que llevó a cabo Paul Volcker en la FED en la década de los ochenta.

A diferencia de la crisis de 2008, donde hubo una gran acción de estímulos fiscales al siguiente año, pero una mezcla de política legislativa y las preocupaciones del déficit disminuyeron su efecto.  

La FED intervino, compró bonos con dinero nuevo, pero las herramientas de los bancos centrales están limitadas. Pueden ajustar las tasas de interés y enviar dinero al sistema financiero con el deseo de facilitar los créditos.

En la década de 2010 funcionó, no hubo una caída de nuevo en recesión y la expansión fue más larga, pero la economía tardo años en recuperarse y fue una recuperación profundamente desigual, en la que los activos financieros vieron las mayores ganancias.

La recuperación la dirigieron los banqueros como si fuera un esfuerzo de instituciones elitistas para una recuperación solo para los ricos. Las consecuencias salieron en 2020.

Hoy, el dinero va directamente a las familias, canalizado donde sea necesario, sin expectativas de ser devuelto. La pandemia orilló a hacerlo, en una escala sin paralelismo desde la Segunda Guerra Mundial.

Los políticos en Estados Unidos han tomado el control de la economía, al menos por el momento.