Cultura

Hay poetas originales, por Miguel Ángel Gómez

Hay poetas originales que se dan reglas para ser totalmente libres mientras el día declina. Luis Miguel Rabanal es uno de ellos. Poeta que cabalga todas las noches con gran estrépito y con el caballo de la imaginación nada reventado acierta en cada libro luchando con varios misterios. Es la suya una poesía como un mundo donde el escritor construye para la eternidad. Es un murmullo ordenado que consigue emocionarnos. Nuestro Roberto Juarroz. Nuestro Paul Celan. Nuestro Derek Walcott que habla de lo demoledor inundado de sol y con reflejos de nieve. Eso es lo que encontraremos al abrir Que llueva siempre (Huerga y Fierro). La lluvia puede hacernos volver a sentirnos enamorados de la vida, enamorados de la vida entera, limpiarnos para así contemplar los cambios, las transformaciones, la expansión que se ha creado, o bien producirnos un miedo grande, una oscuridad en el interior del subconsciente.

Paisajes que no son triviales. Tiene más cosas que decir que nadie. Conflicto entre lo anímico y lo físico, el amor importante que proporciona alegría. Aventuras pasadas. Lo desconocido. La desgracia quiere darles la espalda a las ideas. Elegía y días de felicidad sin agua turbia que aún protestan angustiados, ansiosos, heroicos, hay aquí a espuertas, pero de una forma noble y clásica. Ciertos períodos de lágrimas también se cuelan por los versos del autor de Riello. Cincuenta poemas completamente despiertos, pero sueñan. El niño se aleja de los sueños ordinarios un poco desilusionados. Asociaciones sensoriales como pájaros cantando como siempre. “Despojos de la vida alegre” titula la primera de las tres secciones del libro de casi una quincena de poemas cada una. El primero, “Un hombre que dice adiós” es el que más nos conmueve, es un poema río, con un lirismo como potente corriente de agua: “Si quisiésemos podríamos golpearlo sin dolor, / con solo hacer burla de sus piernas, que no existen / tampoco o con susurrarle al oído un nombre de niño / sofocado, y ya estaría en nuestro poder su vida”.