Yakarta, Indonesia. – (Agencias) Este sábado, el gobierno de Indonesia ha declarado oficialmente hundido el submarino KRI Nanggala, de fabricación alemana, desaparecido en la madrugada del miércoles en aguas de Bali, al presentar algunos de los restos encontrados.
Aunque las autoridades no abandonan la esperanza de hallar con vida a alguno de los 53 tripulantes, las perspectivas son mínimas tras agotarse el plazo para las reservas de oxígeno.
«El descubrimiento de algunos restos del submarino podría indicar que se produjo una grieta en la nave debido a la fuerte presión a una profundidad de 700 a 800 metros», declaró Yudo Margono, jefe de la Marina indonesia.
Un corte de electricidad pudo ser la causa del siniestro que impidió realizar la evacuación de emergencia. Margono aclaró que el oxígeno dura un máximo de tres días en caso de apagón eléctrico, pero si los sistemas eléctricos siguieran funcionando podría durar hasta cinco días.
Prosigue la búsqueda
Mientras tanto, la búsqueda continúa con la participación de cientos de personas que peinan la zona donde el sumergible realizaba maniobras militares.
Estados Unidos participa en la búsqueda con un Boeing P-8 Poseidón diseñado para misiones de interceptación de submarinos.
Las autoridades creen que el KRI Nanggala-402 está ahora a una profundidad de unos 850 metros, pero aseguraron que siguen albergando esperanzas de encontrar con vida a alguno de los 53 tripulantes y se preparan para posibles evacuaciones de supervivientes.
Debido a la gran profundidad a la que creen que se encuentra, sospechan que el submarino comenzó a sufrir grietas cuando se encontraba a entre 400 y 500 metros bajo la superficie, pues no fue diseñado para descender más.
Una evocación de otras tragedias
La desaparición del submarino evoca otras tragedias como la del sumergible de la Armada argentina «ARA San Juan», con 44 tripulantes, desapareció en 2017 y encontrado un año después, así como el grave accidente del nuclear ruso «Kursk».
El accidente del submarino nuclear ruso, considerado la «joya» de la Flota del Norte rusa, que tuvo lugar el 12 agosto 2000 cuando durante unas maniobras navales quedó sumergido en reposo en el fondo del Ártico con 118 tripulantes a bordo, es el más grave hasta la fecha.