Kinshasa, República Democrática del Congo. – (Agencias) De acuerdo con información de las Naciones Unidas (NU), 1,300 prisioneros se fugaron de una cárcel en la República Democrática del Congo, despues de un ataque armado que se atribuyó el Estado Islámico o ISIS.
Mientras un funcionario local atribuyó el ataque a un grupo rebelde islamista local, Amaq, el medio de comunicación de ISIS, ratificó que un grupo de combatientes del Estado Islámico habían atacado la cárcel congoleña, citando una fuente militar.
Según Modeste Bakwanamaha, alcalde de la ciudad de Beni, al noroeste de la nación africana donde se ubica la prisión de Kangbayi, el ataque se dirigió a la cárcel y al campamento militar, que respondió al ataque. Solo 100 reclusos permanecieron en la prisión después del ataque y 20 regresaron por su propia voluntad, según el alcalde.
Según declaró el alcalde a la agencia Reuters, “desgraciadamente los atacantes lograron romper la puerta con equipo electrónico”.
Uno de los miembros del grupo de NU que mantienen la paz, Mathias Gillmann, informó que había logrado escapar 1,335 prisioneros y que uno murió en los enfrentamientos. Sin embargo, la prensa local informaba que fueron dos los reclusos abatidos durante la persecución, citando a fuentes policiales. La cárcel tenía 1,456 reclusos, de acuerdo con Naciones Unidas.
Gillmann dijo que en cuanto recibieron la señal de alarma fue enviada un patrulla de los casco azules a la zona, y que la presencia de las Naciones Unidas fue reforzada en la región de Beni.
Por su parte, Bakwanamaha aseguró que el ataque fue obra de las Fuerzas Democráticas Aliadas (A.D.F. por sus siglas en inglés) un grupo rebelde en Uganda, la nación vecina, que ha estado activo en el Congo durante décadas, pero que en los últimos años se han vinculado a una red financiera del Estado islámico.
El presidente de la República Democrática del Congo, Félix Tshisekedi, asumió el poder hace una año, en unas elecciones consideradas ilegitimas.
La fuga enfureció a los residentes locales, ya que consideran que la violencia en la región aumentará. “Es un peligro para la Comunidad de Beni” declaró Sadi Amundala, un residente local. «Nos gustaría que nuestro gobierno mejorara las condiciones de vida en las cárceles y también fortaleciera la presencia policial y militar para evitar futuras fugas».
La República Democrática del Congo es un basto país donde el Gobierno central tiene un alcance limitado, y Beni se encuentra en una zona golpeada por la violencia desde hace mucho tiempo.
El ataque del martes parece ser imagen de uno ocurrido en 2017, en el que un grupo de hombres armados irrumpió en la prisión de Kangbayi y liberó a más de 900 reclusos. Las noticias locales en ese momento dijeron que los autores del ataque habían afirmado ser miembros ugandeses de las Fuerzas Democráticas Aliadas.
El año pasado, la agencia de noticias del Estado Islámico afirmó que sus soldados habían atacado un cuartel militar en la zona de Beni, matando a ocho personas, lo que, dijo, fue el primer ataque del grupo en el Congo
Funcionarios congoleños confirmaron un ataque en la zona, pero dijeron que los agresores eran de las A.D.F. Sin embargo, un informe de 2018 del Grupo de Investigación del Congo de la Universidad de Nueva York dijo que el A.D.F. había recibido dinero de una organización financiera vinculada al Estado Islámico y que el grupo estaba «haciendo un intento de alinearse con otros grupos yihadistas».
Las Fuerzas Democráticas Aliadas han sido acusadas de matar a cientos de personas. En 2016, un tribunal militar en Beni comenzó a llevar a cabo juicios de los combatientes del grupo y sus aliados.
Lucha, un grupo de derechos humanos en el Congo, dijo en un comunicado el martes, que la fuga de la prisión había liberado a varios criminales de alto perfil que habían participado en ataques armados anteriores e instó a las autoridades locales a que adoptaran medidas rápidas.
«Tienen que tomar medidas serias para recuperar a los fugitivos», dijo el grupo en el comunicado.