Diariamente, desde hace mas de 20 años, el crucero de los bulevares Luis Donaldo Colosio y Jesús Valdés Sánchez, se ha convertido en su lugar de Trabajo, es don José Ortega, un adulto mayor de 90 años.
Temprano como los de antes, 6 de la mañana en punto de lunes a viernes, don José vende dulces a los automovilistas que esperan su semáforo en verde, con su andar cansado, el desplace de una persona que lleva en pie casi un siglo, dice que la pensión no le alcanza para vivir bien, sus hijos, ni mencionarlos, tiene 3 pero el anciano vive solo.
“Me aburro en casa y salgo temprano a vender dulces, además mi pensión no alcanza”
Sensible y con lagrimas en su rostro cansado, recuerda que enviudo hace algunos años, y desde ese tiempo, la ha pasado mal, su compañera de vida se fue y lo dejo solo, sus hijos solo se aparecen de vez en cuando, él dice que son visitas de doctor. Vivo solo, mis hijos que tengo tres casi no vienen, mi esposa murió hace dos años y ahora estoy solo, no quiero estar en mi casa“.
Así como don José, cientos de adultos mayores sufren de la apatía de la sociedad, de sus propias familias algunos están en el desamparo por falta de fuerza, otros como don José, exponen su integridad física por ganarse la vida o simplemente salir de sus casas para evitar asfixiarse en la soledad.