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José Vasconcelos, un joven inquieto como el filósofo Platón

8 de noviembre de 1909

Uno de mis grandes amigos fue el señor José María Pino Suárez, estoy enterado de todas las persecuciones de que han sido víctimas, la prensa lo atacaba por ser una persona con altos ideales y un perfil transparente. Eso les molestaba, tengo plena confianza en su carácter y nobleza. Le tengo un afecto, además el Club Antirreeleccionistas lo apreciaba como un importante líder y candidato para guiar las causas democráticas del pueblo mexicano.

13 de noviembre de 1909

El pueblo creía en mis palabras, estaban ávidos de libertad y añoraban la democracia. Mi estancia en París, Francia me había enseñado a defender los ideales, que los hombres teníamos la obligación de hacer cumplir nuestra palabra. Recuerdo que los jóvenes mostraban simpatía en mis palabras. Hubo un muchacho que merece ser nombrado. Su nombre José Vasconcelos, era un jovencito inquieto y por su oratoria parecía un filósofo de la antigua Grecia. En ocasiones veía que dudaba sobre el movimiento. Me recordaba a mi juventud, recuerdo que le escribí una carta, le comentaba que estamos logrando buenos resultados y mejores avances. El pueblo mexicano añora una transformación, hay ideales que los mexicanos no olvidamos como la libertad por la vida. El Partido Antirreeleccionista es fuerte si contamos con el apoyo leal de los jóvenes, en la convención elegiríamos a los perfiles más fuertes. Estoy seguro de que esa energía tendrá un efecto positivo. A diferencia de la candidatura de Reyes que estando en su mejor apogeo político no tuvo la osadía de hablar con el señor Porfirio Díaz, su éxito como líder en Nuevo León se fue perdiendo porque simplemente fue un cobarde. Pudo haber ganado si lo hubiera querido, mis amigos de Monterrey me decían que esa cobardía le costó demasiado caro.

La vida es de coyunturas, de oportunidades y de causas. Esas palabras se las recordé al joven filósofo que por un momento lo sentí dudar. Le dije que fuera valiente y que su nombre seria recordado. Nunca busqué halagar ni adular al muchacho, más bien le hice ver que su talento y simpatía era algo que el pueblo necesitaba. Me parecía una persona valerosa. Le advertí de las represalias que íbamos a tener y veía que estaba de acuerdo, la democracia estaba haciendo eco en la juventud. Los verdaderos intelectuales que no tenían nada que ver con la dictadura estaban de nuestra parte. El Partido Antirreeleccionista admiraba el espíritu combativo del joven José Vasconcelos, un filósofo metafísico y sincero, era algo que me gustaba. Recuerdo que el muchacho me aconseja leer a Pericles y Plutarco. Me decía que no perdiera el rumbo, eso me gustaba, siempre me impregne de espíritus nobles.