CulturaLado B

LA CIGARRA Y LA HORMIGA

Fábulas Jean De La Fontaine
La Cigarra, después de cantar todo el verano, se halló sin
vituallas cuando comenzó a soplar el frio del invierno: ¡ni una
ración fiambre de mosca o de gusanillo!
Hambrienta, fue a lloriquear en la vecindad, a casa de la
Hormiga, pidiéndole que le prestase algo de grano para
mantenerse hasta la cosecha. “Os lo pagaré con las setenas”, le
decía, “antes de que venga el mes de agosto”.
La Hormiga no es prestamista: ese es su menor defecto. “¿Que
hacías en el buen tiempo?” —preguntó a la pedigüeña. “No
quisiera enojaros, pero la verdad es que te pasabas cantando día
y noche. Pues, mira: así como entonces cantabas, baila ahora”.