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La FIAC y las maravillas de todo el mundo

Cuando tuve la suerte de vivir en París pude conocer uno de los más grandes eventos culturales de la ciudad, el cual se llevaba a cabo (y continúa llevándose a cabo) en el otoño: la FIAC, la Foire Internationale de l’Art Contemporaine (la Feria Internacional de Arte Contemporáneo). Consistía, cuando yo la visitaba, en una enorme exposición con la participación de más de cien países, cada uno de los cuales enviaba a tres o cuatro galerías destacadas e importantes de arte contemporáneo.

Esta maravillosa feria se presentaba en el Grand Palais (Gran Palacio), que está situado en el número 3 de la Avenida del General Eisenhower, en París 8 (3, Avenue du Général Eisenhower, 75008, Paris), pues oficialmente ahí está su entrada principal, pero en realidad todo mundo entra por la puerta que está en la Avenida Winston Churchill, vía por la que también se accede al Petit Palais, que queda enfrente, y esta arteria por un lado cruza la Avenida de los Campos Elíseos, y por el otro va a desembocar al bellísimo puente Alejando III. Esta edificación se inauguró para la gran Exposición Universal de París del año 1900. Es una gigantesca y bella construcción en la que, además, con el tiempo, fueron creando enormes espacios para exposiciones de artes visuales, en su gran mayoría.

A este espacio asistí muchas veces, con amigos de México, de Francia, y con Gustavo, un amigo colombiano (quien, con el tiempo, se casó allá, obtuvo la nacionalidad francesa y aún vive en París. Sigo en contacto con él gracias al WhatsApp).

Vuelvo a la FIAC. En aquel tiempo el evento duraba ocho días y tenía uno que asistir casi todos los días para poder disfrutar de todo el arte que llevaban los cientos de expositores. Estaba magistralmente organizada. Tenían mapas para los recorridos, los diferentes tipos y clases de restaurantes, cafeterías y, sobre todo, la ubicación de los países y sus galerías. Al final, terminaba uno por adquirir el catálogo, lujosamente editado y terriblemente caro.

En una de esas visitas, a mediados de los años noventa (yo ya no vivía allá, estaba de viaje), estábamos los amigos con los que asistí y yo revisando el mapa para iniciar el recorrido, cuando vi que se acercaba, a donde nos encontrábamos, la gran actriz Charlotte Rampling, a quien yo admiraba desde los años 60 cuando actuó en películas espléndidas de grandes directores internacionales. Ella saltó a la fama en 1974, cuando filmó con Dirk Bogarde, ambos de nacionalidad inglesa, bajo la dirección de la realizadora italiana Liliana Cavani, la polémica película “Portero de Noche” (que trata el sadomasoquismo; se desarrolla en Austria, cinco años después del fin de la Segunda Guerra Mundial. Charlotte Rampling interpreta a una judía que fue torturada y abusada por un alto jerarca nazi en un campo de concentración. Y cinco años después lo encuentra en el hotel al que ella llega con su marido, y el exnazi es empleado del hotel… y ahí la dejamos. Véanla pues es un clásico).

Pero Charlotte Rampling había hecho «El nack y cómo lograrlo», de Richard Lester; «Los condenados», de Luchino Visconti; «Recuerdos», de Woody Allen, y en el 82 filmó al lado de Paul Newman “Será Justicia”, de Sidney Lumet.

Al verla venir me le atravesé y le pregunté si era ella la gran Charlotte Rampling, y ella, muy amable, me contestó que sí. Yo me lancé a hablarle de todas sus películas y ella se reía, medio tímida, y me preguntó de dónde era, por mi acento en francés, y al saber que era mexicano me dijo que le gustaba mucho México, y me preguntó si estaba de paseo y yo le platiqué de mi odisea de estar viviendo en París. Le pregunté por su marido, el gran músico francés Jean Michel Jarre, y se rio de nuevo pues, me dijo, ya se habían divorciado, pero tenía uno o dos hijos con él, ya no recuerdo. Le pregunté por Visconti, por Woody Allen, por Sidney Lumet y, claro, por la Cavani y por Dirk Bogard. Fue muy generosa y amable en sus comentarios de todos ellos. Ya para esos momentos la empecé a ver un poco inquieta, pero yo insistía en seguir conversando con ella, hasta que, venciendo su aparente timidez, me confesó que tenía urgencia de ir al baño. Me apené y enrojecí. Ella, con todo y su enorme amabilidad, entró rapidísimo al baño de damas, que estaba detrás de mí.

Regresé con mis amigos, quienes se portaron muy respetuosos y se mantuvieron a cierta distancia, y con mucha curiosidad me preguntaron qué tanto platiqué con ella, pues ellos también la habían reconocido. En eso, ella salió del baño y de pasada se despidió de mí, con un ademán de mano y una gran sonrisa. Ese fue mi mejor día en la FIAC. Pero tuve otras grandes sorpresas en otra de las ediciones de la FIAC.

El siguiente año la gran Feria de Arte Contemporáneo fue trasladada al lado de la Torre Eiffel y del río Sena. En grandes terrenos, pues aumentaron los países, las galerías y los artistas y de plano ya no cabían en el Grand Palais.

En años recientes, la FIAC ha vuelto al Grand Palais como centro de la feria, pero con exposiciones en varios lugares, como el Petit Palais, el jardín de las Tullerías, el museo Eugène Delacroix y la plaza Vendôme. Este año durará sólo cuatro días, del 22 al 25 de octubre. El año pasado tuvieron obra de 1,500 artistas y una asistencia de 75,000 espectadores.

Por su parte, Charlotte Rampling ha seguido filmando. De mediados de los 90 hasta el 2020 ha filmado más de 55 películas. Este año cumplió 74 años.