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La lluvia de Motosimis y todo lo que pasó en el concierto de Rosalía

A mediados de marzo, Rosalía liberó su tercer disco de estudio titulado Motomami. En la portada, la cantante española aparece desnuda con un casco negro del que salen dos enormes coletas. Con el estilo de un graffiti, se ven leen “M” que simulan la forma de una mariposa.

Y qué no es la mariposa un símbolo de transformación, una metamorfosis que Rosalía reflejaría en el disco para sorpresa, buena y mala, de todos. Primero, porque la mayoría de las personas esperaban algo parecido a El Mal Querer, el cual le dio fama internacional y la convirtió en el nuevo icono femenino de la música en español.

Y en segundo, en respuesta a esto, la misma Rosalía ha dicho varias veces que eso no sólo es imposible, sino contrario a una de las cualidades que ella más admira de las personas: siempre estamos en constante cambio, no podemos permanecer de la misma manera. Motomami, en ese sentido, presenta a la nueva Rosalía.

¿Y quién es? Una que se arriesga más. Si con el disco pasado incorporó el flamenco con sonidos pop y de electrónica, ahora reúne varios géneros como bachata, bolero o reggaetón, en un mismo lugar. Unas canciones más “serias” que otras, unas más largas, unas excesivamente cortas, otras declaraciones y no tanto canciones. Todas bajo un mismo sentido de simpleza.

La primera vez de la Rosalía en la CDMX

Y esa última palabra es la que trae Rosalía al escenario con el Motomami World Tour, el cual llegó al Auditorio Nacional con su primera noche el domingo 14 de agosto (y una segunda para el 15). Esta sería la primera vez de la artista en la Ciudad de México luego de su presentación en el Ceremonia de 2019 (en el Estado de México).

En palabras de Rosalía, ver que su primera vez en la capital reunió en sold out a más de 10 mil personas, fue un asombro, mas no una sorpresa. Como dijimos, lleva años construyéndose como la artista más popular del momento. Y si hay una palabra para describirla en el escenario, nos vamos con que Rosalía es un icono.

El escenario más simple, pero el más significativo

El escenario del Auditorio estaba relativamente vacío. No había una banda en vivo, y sólo vimos algunos instrumentos para la interpretación de canciones como “Dolerme” con una guitarra, el piano para “HENTAI” y “SAKURA”, y un órgano en “COMO UN G”.

El fondo era blanco, lo mismo que el piso. Había dos pantallas, ocho bailarines y Rosalía, quien nunca tuvo cambio de vestuario (pero sí de imagen en uno de los momentos más intensos del concierto, ahorita les contamos). Pero eso fue todo, y aún así, sin un juego de luces o algo extraordinario, el concierto es una de las mejores experiencias en lo que va del año.

Rosalía salió con sus motopapis y sus cascos neon para dar paso a “SAOKO”, la canción que abrió el concierto de manera enérgica, y que al mismo tiempo chocó con lo suave de “CANDY”. Volvió a subir el tono con “BIZCOCHITO” y la colaboración de la cantante con The Weeknd, “LA FAMA”.

Y acá es importante mencionar que en las colaboraciones que sumó a su setlist, como “LA FAMA”, “LA NOCHE DE ANOCHE” con Bad Bunny, “TKN” con Travis Scott, “Yo x ti, tú x mí” con Ozuna y “Con Altura” junto a J Balvin, ella tomó la batuta de las partes que correspondían a ellos. Y sonaron sensacional, no hicieron falta.

Rosalía, parece, estaba tan segura de la participación de sus fans con las rolas del Motomami, que incorporó varios momentos especiales fuera del disco como un remix de reggaetón que incluyó “Gasolina” de Daddy Yankee, o incluso un par de covers como el de “Blinding Lights” de The Weeknd y “Perdóname” de La Factoria.

El cambio de Rosalía

De 30 rolas, Rosalía sólo sumó en su setlist dos canciones de El Mal Querer, y desde luego, eran las más potentes: “Pienso en tu mirá” y “Malamente”. El público supo apreciarlas, pero lo que sucedió fue que el disco de Motomami ha tenido un impacto tan grande, que todos se reunieron para escuchar este tercer material, no el segundo ni el primero.

Lo mencionamos porque no es tan usual. Cuando viene un artista, esperamos escuchar el repertorio completo, dejando de lado las “nuevas” canciones para abrazar las más viejas. Pero con Rosalía es diferente, pues íbamos específicamente a escuchar todo lo que se pudiera de Motomami. ¿Por qué? Porque como dice en “BIZCOCHITO”, ella sentó las bases, y cada canción es un hit que sonó y se vio como soñamos.

La voz de Tokisha sonó con “Linda” y “LA COMBI VERSACE” (a diferencia de la ausencia de voz de Bad Bunny, por ejemplo, o Travis Scott). De Motomami también escuchamos “DE AQUÍ NO SALES/BULERÍAS”, “MOTOMAMI” y “G3 N15”, de la cual Rosalía explicó que la había escrito después de dos años de no estar en casa y sentirse atormentada por la idea de que una persona que quería, estaba envejeciendo.

M de México y de Motomami, Motomami, Motomami

Todos estábamos a la expectativa de repasar el abecedario con Rosalía. Y el momento llegó con “Abcdefg” donde ella mencionaba a letra, y permitía que los fans gritaran la palabra. Sorprendida de la respuesta, reconoció que los mexicanos habían repasado el tema.

Fue así que cuando llegó a la letra “M”, y todos gritaron sin sincronía tres veces “motomami”, ella dijo que no. Que la “M” le correspondía primero a México, y luego a Motomami. En nuestro país tiene más fechas pendientes que incluyen una noche más en la CDMX, más su paso por Guadalajara y Monterrey.